Con 121 votos a favor, Congreso peruano remueve a la presidenta Dina Boluarte

Luego de un proceso exprés impulsado por el Congreso peruano, Dina Boluarte fue destituida de la presidencia de la República del Perú la noche de este jueves 9 de octubre, tras la aprobación por amplia mayoría de cuatro mociones de censura en su contra.

El pleno del Congreso, que citó a la mandataria para ejercer su defensa durante la madrugada, procedió a votar su salida del cargo ante su negativa de asistir. Con 121 votos a favor, el Legislativo declaró la vacancia presidencial por incapacidad moral permanente, figura prevista en la Constitución peruana.

La iniciativa fue presentada por la bancada de Renovación Popular, liderada por el ultraconservador Rafael López Aliaga, conocido como Porky, argumentando la incapacidad del gobierno de Boluarte para enfrentar la creciente ola de violencia que azota al país. La crisis se agravó tras un ataque armado contra el grupo de cumbia “Agua Marina”, que dejó cinco heridos.

Boluarte, quien asumió el poder en diciembre de 2022 tras el fallido autogolpe de Pedro Castillo, mantenía hasta hace poco un control considerable sobre el Congreso. Sin embargo, el deterioro de la seguridad pública y su manejo político terminaron por aislarla incluso de las fuerzas que antes la respaldaban.

Al bloque impulsor de la destitución se unieron Fuerza Popular, Alianza para el Progreso, Juntos por el Perú, Voces del Pueblo y Bloque Magisterial, consolidando la mayoría necesaria para removerla del cargo.

Minutos antes de la votación, el abogado de Boluarte, Juan Carlos Portugal, informó a través de la red X (antes Twitter) que su defendida no acudiría al Parlamento al considerar que el proceso “afecta sus derechos constitucionales”.

“Un debido proceso parlamentario tiene exigencias mínimas, como el derecho a la defensa dentro de un plazo razonable, lo que no se ha respetado en este caso”, señaló el jurista.

La semana previa estuvo marcada por un paro de transportistas y un incremento de la violencia urbana, hechos que el gobierno minimizó, agravando el descontento popular y político.

Con la salida de Boluarte, Perú vive un nuevo episodio de inestabilidad institucional, sumando otro cambio abrupto en la Presidencia en menos de tres años.

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