POPOL VUH 232

Por Mario Candia

14/10/25

LITERATURA El Premio Nobel de Literatura 2025 fue concedido al escritor húngaro László Krasznahorkai, ese orfebre de la desesperanza que escribe como si el mundo estuviera por extinguirse y las palabras fueran el único refugio antes del colapso. Su obra, vasta y enigmática, parece dictada por una voz que observa el fin desde una colina de ruinas. En novelas como Satantango, La melancolía de la resistencia y Guerra y guerra, cada frase se alarga como una respiración contenida, como si el autor quisiera atrapar en una sola oración toda la fatiga de la civilización moderna.

DISTOPÍA Krasznahorkai no describe catástrofes imaginarias: diagnostica las reales. Sus paisajes están habitados por el tedio, la resignación y la sospecha; por personajes que buscan sentido en medio de la decadencia. Su visión distópica no es futurista, sino profundamente contemporánea. El apocalipsis, en su literatura, no llega con estruendo sino con un lento goteo, como una filtración moral.

CINE El universo literario de Krasznahorkai se amplificó gracias a su colaboración con el cineasta Béla Tarr, con quien creó una de las alianzas más singulares del arte europeo contemporáneo. Tarr convirtió sus textos en imágenes hipnóticas, de una belleza desolada, en películas como Sátántangó y El caballo de Turín, donde la cámara se mueve con la lentitud de un pensamiento cansado y el blanco y negro se vuelve un lenguaje espiritual. Juntos lograron un arte total: una comunión entre literatura y cine que explora el agotamiento de la humanidad y la obstinada persistencia de la esperanza.

LUCIDEZ La elección del Nobel a Krasznahorkai reivindica esa literatura que no busca complacer, sino incomodar; que no promete redención, sino lucidez. En tiempos dominados por la inmediatez y el ruido digital, su prosa exige atención, paciencia y una cierta fe en el lenguaje. Es una escritura que se atreve a mirar el abismo sin pestañear.

MÉXICO Entre los nombres que sonaban para recibir el galardón se encontraba el de la mexicana Cristina Rivera Garza, una de las autoras más poderosas de nuestra lengua. Su obra El invencible verano de Liliana transformó una tragedia íntima —el feminicidio de su hermana en 1990— en un acto de memoria y justicia. Rivera Garza convierte el dolor en resistencia, el recuerdo en documento y la escritura en testimonio político. Que su nombre figurara entre los favoritos confirma que la literatura latinoamericana sigue viva, irreverente y necesaria.

RESISTENCIA El Nobel de este año nos deja dos imágenes complementarias: la del escritor húngaro que retrata el fin del mundo con precisión matemática, y la de la autora mexicana que escribe para que el olvido no triunfe. Entre ambos, la literatura vuelve a recordarnos su función más antigua y más humana: dar sentido a la oscuridad. Porque escribir —como bien lo demuestra Krasznahorkai— es resistir a la extinción, una palabra a la vez.

Hasta mañana.

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