El gobierno de Dinamarca dio a conocer un ambicioso plan para restringir el acceso a redes sociales a todos los menores de 15 años, con el propósito de proteger a la infancia de los riesgos asociados al uso excesivo de Internet y las plataformas digitales.
La propuesta, impulsada por la ministra de Asuntos Digitales, Caroline Stage, busca frenar lo que calificó como una “crisis de bienestar digital” entre niños y adolescentes, quienes cada vez pasan más tiempo conectados y expuestos a contenido violento, sexual o perjudicial para su salud mental.
“Nuestros hijos pasan demasiadas horas frente a las pantallas. Ven cosas que no deberían ver y eso afecta su desarrollo”, declaró Stage, quien aseguró que las grandes compañías tecnológicas “tienen los recursos, pero no la voluntad de invertir en la seguridad de los menores”.
Aunque algunos padres podrían solicitar permisos especiales para que sus hijos de 13 o 14 años usen redes sociales, la mayoría deberá esperar a cumplir los 15 para poder acceder legalmente. El gobierno danés planea utilizar su sistema nacional de identificación digital para verificar la edad de los usuarios, además de imponer sanciones a las plataformas que incumplan las reglas.
La ministra adelantó que la legislación podría aprobarse en los próximos meses, una vez que se definan los mecanismos de control. “Queremos actuar con rapidez, pero sin dejar huecos legales que permitan a las redes evadir su responsabilidad”, señaló.
Esta iniciativa se suma a la tendencia internacional de mayor control digital. En diciembre pasado, Australia se convirtió en el primer país del mundo en prohibir las redes sociales a menores de 16 años, imponiendo multas millonarias a empresas como TikTok, Instagram y Facebook por no impedir el acceso de usuarios más jóvenes.
Dinamarca pretende seguir esa ruta, subrayando que no busca “excluir a los niños del mundo digital”, sino garantizar su bienestar. “Queremos un Internet donde los menores puedan aprender y convivir sin miedo ni daño”, concluyó Stage.
El debate ha despertado reacciones encontradas en Europa: mientras padres y educadores celebran la medida como un paso necesario, críticos advierten sobre los retos de aplicarla en un entorno global donde los niños tienen fácil acceso a la tecnología.


