El futbol de Turquía enfrenta uno de sus mayores escándalos en años, luego de que la Federación Turca de Futbol (TFF) suspendiera a más de mil jugadores por su presunta implicación en apuestas deportivas ilegales, una práctica totalmente prohibida por la FIFA.
Entre los señalados destaca Eren Elmali, defensa del Galatasaray y jugador de la selección nacional, quien quedó fuera de la convocatoria para los próximos partidos clasificatorios rumbo al Mundial frente a España y Bulgaria.
Elmali, de 25 años, reconoció en redes sociales haber apostado “hace unos cinco años” en un partido en el que su equipo no participaba, e intentó aclarar su situación ante la opinión pública. Su compañero Metehan Baltaci, también del Galatasaray, figura en la lista de los 1,024 futbolistas investigados y remitidos a la comisión disciplinaria.
La TFF informó además que las ligas de tercera y cuarta división serán suspendidas durante dos semanas, mientras que la Superliga —encabezada por el campeón Galatasaray— y la segunda división continuarán con normalidad.
El caso ha sacudido al futbol turco, que ya estaba bajo la lupa por denuncias de apuestas realizadas por árbitros. Se estima que más de 150 silbantes participaron en apuestas, incluidos siete que dirigen partidos de máximo nivel y 15 asistentes principales.
Incluso directivos de clubes de primera división, como el presidente del Eyupspor y el expropietario del Kasimpasa, han sido interrogados por las autoridades.
“Nuestro deber es limpiar el futbol turco de toda su suciedad y devolverle la dignidad que merece”, declaró el presidente de la federación, Ibrahim Haciosmanoglu, en conferencia de prensa.
Este escándalo llega en un momento clave para Turquía, que atraviesa una etapa de crecimiento futbolístico: será coanfitrión de la Eurocopa 2032 junto a Italia, su selección alcanzó los cuartos de final de la Euro 2024, y Estambul se prepara para albergar varias finales de competiciones europeas.