Meta consiguió este martes una victoria clave en el juicio que podría haberla obligado a desprenderse de WhatsApp e Instagram. El juez federal James Boasberg determinó que la compañía no posee actualmente un monopolio en redes sociales, cerrando así un proceso que llevaba años en disputa.
El fallo llega en un contexto en el que otras grandes tecnológicas han sido señaladas por prácticas anticompetitivas. Google, por ejemplo, ya recibió dos resoluciones en su contra por monopolio en búsquedas y publicidad. Sin embargo, en el caso de Meta, el tribunal concluyó que la Comisión Federal de Comercio (FTC) no logró demostrar que la empresa mantenga un dominio monopólico en la actualidad.
Antes del veredicto, la FTC aseguró que Meta había seguido una estrategia empresarial clara: comprar empresas antes que competir con ellas, citando un mensaje de Mark Zuckerberg de 2008 donde afirmó que es “mejor comprar que competir”. Para la agencia, este patrón se reflejó en la compra de Instagram y WhatsApp, adquisiciones que describió como movimientos destinados a frenar rivales potenciales.
Durante el juicio, Zuckerberg negó que la compra de Instagram buscara eliminar una amenaza. El abogado de la FTC, Daniel Matheson, presentó correos antiguos del equipo de Facebook, pero Zuckerberg insistió en que dichos mensajes no representaban la evaluación completa que se hizo para adquirir la aplicación de fotos.
El juez Boasberg señaló además que el mercado de redes sociales ha cambiado drásticamente desde 2020, cuando la demanda fue presentada. TikTok —que ni siquiera era mencionado en los primeros documentos del caso— se ha convertido ahora en el competidor más fuerte de Meta. El magistrado citó incluso al filósofo Heráclito para explicar este cambio constante: así como nadie puede bañarse dos veces en el mismo río, el entorno digital nunca es exactamente el mismo.
La FTC también acusó a Facebook de aplicar políticas para limitar la entrada de nuevas plataformas y frenar la competencia en el momento en que el uso de dispositivos móviles desplazó al de computadoras de escritorio. Sin embargo, el tribunal sostuvo que las fronteras entre redes sociales y otros tipos de aplicaciones se han difuminado y que los mercados ya no pueden separarse tan rígidamente.
Meta adquirió Instagram en 2012 por mil millones de dólares, convirtiéndola en su primera gran compra que se mantuvo como aplicación independiente. Dos años después, sumó WhatsApp por 22 mil millones de dólares. Estas dos plataformas, junto con Facebook, fueron cruciales para que la empresa se adaptara al uso masivo de teléfonos inteligentes y compitiera con rivales como Snapchat y TikTok.
A pesar del impacto que tienen redes como TikTok o YouTube en el mismo sector, la FTC argumentó que no forman parte del mismo mercado que Instagram y WhatsApp, una posición que el juez consideró ya no sostenible. Por ello, determinó que Meta no está obligada a separarse de ninguna de sus aplicaciones.
Al cierre de esta edición, Meta no había respondido a la solicitud de comentarios sobre el fallo.