Aunque el COVID-19 dejó huellas profundas en México y el mundo —una pandemia que paralizó ciudades, saturó hospitales y transformó hábitos cotidianos—, hoy la situación en San Luis Potosí es muy distinta. El virus sigue presente, pero bajo control.
La secretaria de Salud estatal, Leticia Mariana Gómez Ordaz, informó que de enero a noviembre de 2025 se han registrado 133 casos de COVID-19, todos leves y sin hospitalizaciones ni defunciones asociadas. Un escenario que contrasta con los momentos más críticos de la emergencia sanitaria y que refleja el impacto positivo de la vacunación y las medidas preventivas.
Sin embargo, diciembre vuelve cada año como un reto. Las temperaturas bajan, aumentan los cambios bruscos de clima y la convivencia en espacios cerrados se incrementa, condiciones ideales para el repunte de enfermedades respiratorias.
Además del COVID-19, la Secretaría de Salud ha detectado presencia de neumococo y virus de influenza, por lo que el llamado es claro: mantener acciones básicas de prevención como el lavado frecuente de manos, cubrirse al toser, mantener sana distancia cuando sea posible y evitar exponer a grupos vulnerables.
Gómez Ordaz destacó que el estado cuenta con abasto total de biológicos, tanto de COVID-19 como de vacunas estacionales. La campaña invernal se mantiene activa en todos los municipios, con prioridad en niños, adultos mayores y personas con comorbilidades.
En total, la jornada contempla la aplicación de alrededor de 800 mil dosis de diversas vacunas: COVID, BCG, sarampión y neumococo, disponibles tanto en unidades IMSS-Bienestar como del ISSSTE.
La pandemia dejó una lección clara: el virus evoluciona, se adapta y puede repuntar si la población baja la guardia. Hoy, el COVID-19 es una enfermedad tratable, con menos complicaciones y con vacunas que han cambiado por completo el panorama; la mayoría de los casos se manejan en casa y el miedo que dominó entre 2020 y 2022 quedó atrás.
Aun así, la prevención sigue siendo indispensable, especialmente en diciembre, cuando el frío, las reuniones y la movilidad social elevan el riesgo de contagios.
San Luis Potosí cierra el año con cifras bajas, pero con un recordatorio importante: el COVID-19 no se ha ido. Y aunque ya no paraliza al mundo, puede regresar con fuerza ante cualquier descuido.