Por Mario Candia
4/12/25
POL DEPORTES El fútbol sudamericano produce héroes cada tanto, pero casi siempre los fabrican las agencias, los patrocinadores y los editores de redes. Esta vez no. Esta vez la luz salió de un cerro. Un muchacho peruano de 15 años, Cliver Huamán Sánchez, viajó más de 18 horas para narrar la final de la Copa Libertadores sin acreditación, sin cabina y sin gafete. Subió al cerro de Puruchuco, frente al Estadio Monumental, con un celular prestado, un tripié y una corbata que parecía demasiado seria para un adolescente. Y narró. Narró como si hubiera nacido para eso. Narró como si el fútbol fuera todavía esa cosa que nos hacía creer de niños. Hoy, millones ya lo conocen por el nombre de su canal: Pol Deportes.
HUMILDAD Pero antes de que el algoritmo lo convirtiera en héroe digital, hubo una historia íntima y silenciosa: Cliver es hijo de una familia humilde de Andahuaylas, en la sierra peruana. Su madre —campesina— no habla español, y fue él quien aprendió quechua desde niño para poder comunicarse con ella. Su infancia no estuvo hecha de academias de locución, sino de trabajar la chacra, ayudar en casa y escuchar fútbol en el viejo radio familiar. Ese bilingüismo involuntario, nacido de la necesidad antes que del orgullo, es lo que hoy le da una voz propia, distinta, con un ritmo que no se aprende en estudios ni universidades. Cliver trae la montaña en la entonación, la comunidad en la lengua, y la ternura de quien sabe que narrar también es traducir: hacer que el mundo te entiendaaunque no hables el idioma del poder.
CHAMPIONS Lo que vino después no lo escribió ninguna oficina de prensa: lo vio todo el continente. Y entonces ocurrió lo imposible: lo invitaron a transmitir un partido del Real Madrid contra el Manchester City desde el mismísimo Santiago Bernabéu, en la Champions. Un chico al que le negaron el acceso en Lima ahora cruzará el océano para contar, en vivo, lo que pasa en la catedral del fútbol europeo. Así de absurda y hermosa puede ser la vida cuando la pasión vence a la burocracia.
SIN PERMISO La historia conmueve porque es un recordatorio de algo que intentan sepultar todos los días: el talento existe fuera de los sistemas. No nace en las redacciones con moqueta ni en los sets con luces frías, nace donde haya ganas, hambre y un poco de señal. Cliver —Pol Deportes— no esperó permiso de una federación ni aval de un productor. Hizo lo que nuestra generación olvidó: empezar sin invitación.
PASIÓN Y aquí es donde conviene el paralelo incómodo con México. Mientras un adolescente peruano sube un cerro y termina en el Bernabéu, aquí los jóvenes que se animan a alzar la voz son perseguidos, ridiculizados y criminalizados. Allá un celular abre puertas; aquí un celular grabando la calle te abre una carpeta de investigación. Allá la pasión se recompensa; aquí el mérito estorba al discurso oficial.
IMAGINA Lo emocionante no es que un niño narre en el Bernabéu: lo emocionante es imaginar cuántas historias parecidas están guardadas en las periferias, esperando 18 horas de viaje y un cerro desde donde gritar una verdad simple: la pasión no se acredita, se ejerce. Y ese es el gol que ningún poder puede anular.
Hasta mañana.