Por Mario Candia
9/12/25
¿RECORD? El gobierno presume con trompetas que México alcanzó un “récord histórico” de empleos formales: 22.8 millones de personas afiliadas al IMSS. Suena épico, como si hubiéramos abierto fábricas, atraído inversiones, conquistado mercados y despertado una década dorada de productividad. Pero debajo del festejo hay una trampa retórica que cualquier ciudadano debería identificar con un simple gesto de sentido común: no es que haya más oportunidades, es que hay más mexicanos en edad de trabajar.
JÓVENES Cada año, alrededor de 1.3 millones de jóvenes cumplen 18 años y entran, con o sin permiso, al mundo laboral. Eso no es política pública; es biología. En siete años, esos jóvenes suman cerca de nueve millones. En el mismo periodo, el padrón del IMSS creció apenas 2.8 millones. Saquen la cuenta: por cada tres jóvenes que buscan un empleo formal, México sólo ofrece uno. El resto va a la informalidad, al Uber, al Rappi, a la maquila precarizada o al empleo sin prestaciones en la esquina del barrio. Si eso es récord, el listón está tirado en el piso.
INERCIA La narrativa oficial confunde volumen con bienestar. Celebrar que hay más afiliados al IMSS es tan absurdo como presumir que un hospital tiene récord de pacientes internados: no dice nada de la salud del país, sólo del tamaño de la sala de espera. No estamos generando “más y mejores oportunidades”; estamos administrando una estadística que crece por inercia demográfica.
TÉRMOMETRO Porque el verdadero termómetro laboral está en otra parte: productividad, inversión y formalidad. La informalidad sigue clavada en el 55%, según el INEGI. La inversión fija bruta continúa estancada en los niveles de 2018. Las manufacturas viven un invierno silencioso, con purgas y recortes. El tan anunciado nearshoring se volvió humo: las empresas se fueron a Brasil, a Colombia y, más doloroso aún, a Centroamérica. Ya no hay obras faraónicas que sirvan de respiración asistida. AIFA, Dos Bocas y Tren Maya contrataron miles; hoy sólo dejan planes de mantenimiento.
ESPEJISMO El “récord” es un espejismo estadístico. Creció el Excel, no el país. La propaganda vende la idea de que vivimos un momento histórico para el empleo, pero la realidad es más cruda: no hay transformación del mercado laboral, sólo hay jóvenes que cumplen años y un gobierno que se cuelga la medalla por el paso del tiempo.
Hasta mañana.