Niños que crecen en prisión enfrentan carencias y estrés tóxico

En México, 436 niñas y niños viven en centros penitenciarios junto a sus madres, expuestos a un entorno que especialistas califican como de estrés tóxico constante, especialmente delicado durante etapas clave de su desarrollo cerebral. Las consecuencias a largo plazo pueden incluir trastornos de atención, problemas emocionales y cognitivos, ansiedad, depresión, afectaciones a la salud, bajo coeficiente intelectual, así como dificultades para la lectura y el manejo de emociones y relaciones sociales.

De acuerdo con datos disponibles, solo el 2.3 por ciento de los 1,083 lactantes de entre 0 y 2 años permanecen con sus madres en prisión, mientras que el 47 por ciento queda bajo el cuidado de las abuelas. Las carencias materiales también son evidentes: apenas 13.3 por ciento recibe material educativo, el 34 por ciento pañales, otro 13.3 por ciento calzado y solo el 17.9 por ciento artículos de higiene personal.

La situación se agrava al considerar que 61 por ciento de las madres ha tenido que pagar por la atención médica de sus hijos, mientras que el 9.2 por ciento desembolsa recursos para material educativo. Además, menos de la mitad de los centros penitenciarios cuenta con áreas de juego o guarderías, lo que incrementa la carga física y emocional para las madres y limita sus posibilidades reales de reinserción social.

En el Centro de Reinserción Social La Pila, en San Luis Potosí, se registraba hasta junio de 2025 la presencia de siete menores conviviendo con sus madres privadas de la libertad. En ese mismo periodo, se documentó el ingreso de una mujer embarazada y dos más que se embarazaron durante su reclusión, sumando tres embarazos que llegaron a término entre 2024 y mayo de 2025.

Aunque autoridades penitenciarias aseguran que las condiciones en el penal son “óptimas” y niegan prácticas de hostigamiento, estos datos se inscriben en un sistema penitenciario que a nivel nacional aún enfrenta serias dificultades para garantizar la dignidad y los derechos de las mujeres privadas de la libertad y de sus hijos.

Esta versión oficial contrasta con los testimonios de activistas, personal de salud y periodistas que han visitado los centros penitenciarios de La Pila y Xolol, quienes señalan que se trata de espacios diseñados originalmente para hombres, con pocas adecuaciones para madres e infantes, carencias en servicios básicos y una recriminalización constante hacia las mujeres internas.

Compartir ésta nota:

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp