¡A leer!

Hace algunos años, que parecieran lejanos para los jóvenes, increíbles para otros, pero cercanos a nuestros padres y abuelos, la lectura era el medio de ocio de todas las generaciones. A las mujeres se les permitía estudiar solo los primeros años de enseñanza y luego eran capacitadas para las cuestiones del hogar; aun así, se les aleccionaba a leer, por cultura o por simple distracción, como un medio fascinante de sentir emociones y de viajar a lugares que seguramente no tendrían la oportunidad de visitar más que a través de los libros. Los varones leían, bien por formación (manuales para el ejercicio de sus profesiones), bien por información (las noticias solo publicadas en la prensa) o por puro divertimento. Existen historias hermosas del nacimiento de los libros y su paso por las diferentes etapas de la humanidad que bien vale la pena conocer.

Cuando apareció la radio, la televisión o el cine, se discutió si esos modernos medios de entretenimiento le quitarían terreno a los libros. Y no se diga con la aparición de computadoras e internet y, posteriormente, de las cuestionadas redes sociales instaladas en los teléfonos “inteligentes”. Pues bien, a pesar de estas grandes olas en contra, ahí siguenlos libros, las librerias, las bibliotecas, los autores y los agitadores culturales, estoicos, soportando los embates de estos sucesivos vendavales, que no han podido con una de las prácticas más hermosas de la humanidad: la lectura.

Los neuropsicologos nos dicen que cuando se lee, hay un incremento en el flujo sanguíneo en distintas áreas del cerebro, progresa la capacidad de atención y comprensión, se ejercita el procesamiento del lenguaje escrito y se mejora el vocabulario y la expresión gramatical. Y, si se fijan, el efecto de muchas de estas cuestiones, pero en sentido CONTRARIO,sucede cuando estamos expuestos demasiado tiempo a las pantallas (las que sean). La ciencia y el sentido común nos dictan que no hay nada que pueda ganar a los beneficios de la lectura.

El mundo tuvo un antes y un después de la pandemia de COVID19, pero en materia educativa fue muy significante. El atraso en las habilidades de comprensión lectora está siendo terrible; aún ahora, despues de varios años, no se ha podido recuperar. ¿Qué podemos hacer ante este panorama? La respuesta, aunque lo duden, está a nuestro alcance, el de todos. Guillermo Luri, pedagogo y filósofo español, demuestra cómo con el beneficiode la lectura se marca una diferencia abismal entre los niños y jóvenes que leen y entre los que no lo hacen.

Luri propone que hagamos un cambio del aprender a leer a aprender leyendo. Cuanto más se lea, mayor vocabulario se aprenderá, y por tanto los conocimientos nuevos se adquiriráncon más sencillez gracias a esta riqueza de vocabulario que facilita el apredizaje. 

Nada nuevo es el que se conozcan los beneficios de la lectura, lo imperante es que empezemos a hacer acciones que vayan encaminadas a motivarla. Tristemente en México no existen las suficientes campañas para dar a conocer el maravilloso mundo de las letras. Algunos hacen esfuerzos en este sentido, pero cada día debemos ser más los que nos sumemos. Gobiernos, instituciones educativas y las iniciativas privadas tienen que adquirir el compromiso de impulsar este hermoso hábito, que se ha de comenzar a inculcar desde los propios hogares. Los resultados, sin duda, serían muy satisfactorios.

También es verdad que vivimos, cada vez más, en medio de una vida acelerada, en donde el tiempo parece más corto. Después de largas jornadas laborales, llegar a casa, encontrar paz y tomar un libro (y que además los nuestros hagan lo mismo) no parece sencillo. En este contexto es donde empiezan a aparecer las pantallas de todo tipo, sus estímulos alimentan de dopamina a nuestro cerebro, y esto se hace como una adicción. Y una cosa es cierta: no podemos pedir algo a los nuestros que nosotros no hacemos.

La buena noticia es que nunca es tarde para iniciar absolutamente nada. Enseguida te comparto acciones específicas que podemos hacer en diferentes etapas para adquirir y fortalecer la lectura. Antes, solo aclarar algunas situaciones: no hay libros buenos ni malos, simplemente los hay que te gusten o no, y en gustos se rompen géneros. Otra cosa: noestamos obligados a leer clásicos ni grandes obras si no queremos. La literatura es eso que dijo Miguel de Cervantes: “En algún lugar de un libro hay una frase esperándonos para darle un sentido a la existencia”. Y eso vale para cualquier persona, y a cualquier edad.

Infancia:

– Crear ambiente de lectura en casa (que tengan su estantería con libros, solo para ellos)

– Propiciar algunos minutos diarios para leer, o leerles cada día, para crear hábito.

– Dar el ejemplo. Si tú lees, ellos leen. 

– Escuchar audiolibros infantiles en viajes o trayectos en el coche.

– Comprar y regalar libros en celebraciones, que sean objetos cercanos.

– Ir de paseo a bibliotecas y librerías y hacer de ello una actividad divertida.

Adolescencia:

– Encuentra algún tema que le guste y pon a su alcance libros, que les resulten atractivos.

– Sé ejemplo, si pides que lea, tú tambien hazlo.

– No critiques sus gustos de temas de lectura o minimices, comenten juntos.

– Conecta la lectura con alguna de sus pasiones y platiquen de ejemplos o personajes que puedan ser modelo.

– No tiene que leer libros en principio si no lo ha hecho, que empiece con revistas. Y si le gustan temas como el deporte, la música o cualquier otro introducir la lectura con sus gustos.

– Los libros que se inspiran en series o películas de moda pueden ser de gran ayuda para motivarles.

Adultos:

Seguido escucho, yo nunca he tenido el hábito de leer, me gustaría ¿Qué hacer?

– Empieza a leer algo que te interese, que sea corto en un inicio.

– Ponte como hábito algunos minutos a diario o tres veces a la semana en el momento que elijas y cúmplelos.

– Trae un libro contigo, en el auto, en la bolsa, y cuando tengas algun momento libre, lucha contra el celular y lee una página.

– Busca grupos de lectura, presenciales o virtuales. Hay muchas opciones y es una gran experiencia.

– Ten un espacio acogedor y cómodo en casa, y destínalo a tus minutos de lectura.

– Da vuelta por librerías y bibliotecas frecuentemente. Siempre algo habrá para ti.

“Más libros, más libres”

(Enrique Tierno G)

Nos leemos en la próxima, gracias por sus comentarios siempre.

Marianela Villanueva 

FB Marianela Villanueva IG: @marianelavipo X; @mnelav

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