Por Chencha.
Las lecciones del domingo son muchas para preparar un escenario que muchos vaticinan podía ser la madre de todas las batallas: la elección federal y concurrente para San Luis Potosí del 2024. Por primera vez en mucho tiempo no importa quienes estén en la boleta, sino el modelo de país que vamos a querer, cómo vamos a participar y en qué sentido estaremos conduciendo las cosas para hacer permanecer o destruir las instituciones que han formado el México moderno.
En ésa lógica lo del candidato de la oposición fuerte viene a menos, porque el enojo de millones que quieren cobrar factura por el engaño o el desastre de país que entregará AMLO cobrará revancha, y las elecciones en las que la ciudadanía cruza la víscera son las más peligrosas.
El populismo ideologizado de AMLO tiene un reto importante en la cobertura que logra al estilo de los viejos régimenes priístas que juró combatir, y que catafixió por un presidencialismo paternal, obsequioso y de dogmas que no resumen por sí mismos ya una novedad. Ése fue el caballo de batalla en el que se subió desde el año 2006 cuando compitió por primera vez por la Presidencia, cuando apenas resabalaban los conceptos de “conservadores”, “fifís”, ynadie se imaginaba que llegaría a sacramentar el bautismo y perdón reverencial a todo aquel que acepte que solo él en su rito, es poder divino y palabra final, inclusive “quitando” de un plumazo el pecado original de la corrupción o la “confusión” de haber defendido a sus “adversarios”, toda una narrativa increíble y que reta toda lógica con un efecto sin duda tremendo.
Lo que hoy aparece en la escena, es que ya sin su liderazgo en juego formal, el origen que lo acogió y convirtió en el Mesías Tropical que ahora es, reaparece dividido en sectas y tribus, las mismas que hoy otra vez regresarán a repatirse la tierra prometida, a balazos si es necesario. El tono subirá 15 octavas y el beneplácito del Presidente terminará, necesariamente cuando vea que lo logró, cambió los tiempos, vulneró a las instituciones y convirtió las leyes en pasivas diatribas que nadie se atreve a ejecutar.
Un país, ocupado institucionalmente ya con levanta dedos ideologizados que no van a querer soltar las mieles del poder es un increíble caldo de cultivo del caos, como una familia patriarcal enconada y solo sostenida por la máxima figura que a su muerte genera que las cosas se convierten en un muladar donde todo, prácticamente todo, puede pasar.
En esas líneas está el futuro del país, en una sociedad civil que puede hacer la diferencia sin partidos en vilo solo llamando y movilizando a las clases medias a la votación, la de unos gobiernos locales que marquen lógica real y congruente en sus terruños para poder resistir los golpes del populismo asistencialista y en unos partidos que entiendan que el momento es de equilibar la balanza de poder en una lógica diferente, donde el triunfo ahora es el empate y los “solos” son absolutamente inviables.
BOFO ALCALDESAS Y ALCALDES! Mucha reelección, mucha negociación política, mucho de todo menos la aceptación primaria de que deben cuidar a sus municipios de las amenazas reales y ceden al primer susto a ésos poderes fácticos que condiciones corporaciones completas, ahora fue San Vicente Tancuayalab… se cayó completita la policía, en el lugar por cierto, donde liberaron las fuerzas estatales ranchos poseídos ilegamente por el MHD. La ciudadanía debe pensar hasta donde guardar tolerancia a los que habría que tener, igualmente encarcelados.
