A LO QUE TE TRUJE

A lo que te truje, DESTACADOS, OPINIÓN

Por Chencha

Crónicas de la Hipocresía: La lengua de Leonel.

En el bullicioso reino de la política potosina, la hipocresía a menudo se disfraza de retórica, y las contradicciones bailan junto a las promesas. 

Esta es una tierra donde los políticos, en su búsqueda del poder, han dominado el arte de criticar acciones de las que ellos mismos son culpables. Este fenómeno alcanza su cenit en época electoral, donde la desvergüenza se convierte en moneda política y la responsabilidad pasa a un segundo plano frente a la ambición.

Imagínense esto: un político frustrado, ataviado con su vestido de “dignidad” apelando a la historia que dice haber acompañado con sus amplias capacidades discursivas y sonrisas ensayadas, sube al estrado de un “live” de Facebook y arremete contra sus oponentes por corrupción y mala gestión. 

Sus palabras son fervientes, sus gestos dramáticos, mientras promete limpiar el sistema de sus vicios. Sin embargo, a puerta cerrada, se dedica a las mismas prácticas que denuncia, llenándose los bolsillos con ganancias mal habidas y coqueteando con intereses creados.

Esta narrativa no es ficción; es la realidad de la política potosina que se vive hoy, en dondela hipocresía es endémica y la rendición de cuentas, esquiva. 

Leonel Serrato, apestado por MORENA, por el gobierno Verde que lo acogió, por el NAVISMO tradicional que también nunca le perdonó su fugaz romance con los actuales tenedores del poder estatal y a quien se rindió (no olviden que incluso de rodillas pedía no ser eliminado del gabinete Gallardista) es un protagonista de sendos temas de corrupción, una lacra perenne que se vuelve aún peor en sus baños de “pureza”. Hace tres años era postulado por el Verde y PT y hoy les dice parásitos. Su conveniencia retórica es su penitencia permanente.

Serrato y su tripulado Gabino Morales se deshacen en auto elogios sobre su compromiso con la erradicación de la corrupción, prometiendo transparencia y rendición de cuentas. Sin embargo, hoy marcha aceleradamente un proceso de publicación de lo que veníamos señalando aquí desde hace mucho tiempo, su opaca y cínica gestión al frente de la Delegación del Bienestar y la Coordinación de Programas Sociales Federales, donde llenos de “agusticidad” y sin recato se sirvieron con la cuchara grande del inmenso presupuesto del gobierno federal.

Las debilidades de Leonel que suele sucumbir al encanto del poder y los privilegios pudo más que su discurso encendido por la filosofía Obradorista.

La ironía es palpable cuando esos mismos políticos, instalados en sus torres de marfil, señalan con el dedo a sus rivales, acusándoles de prevaricación y mala praxis. Es un espectáculo similar al de la sartén por el mango, ya que ignoran convenientemente sus propias transgresiones mientras fingen indignación moral.

Pero no es sólo la corrupción lo que subraya esta cultura de la hipocresía. Cuestiones que van desde la mitigación de la pobreza a la protección del medio ambiente se explotan de forma similar para obtener beneficios políticos, con personajes que en lo público o lo privado ofrecen un servicio de boquilla durante las campañas sólo para dar marcha atrás una vez que se han emitido los votos, Leoenel en esto tiene maestría.

En el ámbito de la política mexicana, la hipocresía no es sólo un defecto moral; es una maniobra estratégica empleada para asegurar y ejercer el poder, Serrato tan necesitado de dinero como de reconocimiento y reflector ha llevado esto al nivel más alto, experto en manipular el sentimiento público, explota la desilusión y el cinismo del electorado y las ambiciones personales de muchos que por seguirlos se quedaron a la orilla para promover sus propias agendas. Prosperan en un entorno en el que los principios son desechables y las promesas se hacen para incumplirlas ha sido su meta y más allá de su notaría lo ha logrado con creces.

Pero en medio de este mar de duplicidad, hay esperanza de que su caso sea otro emblemático cuando pronto se culmine la investigación en curso en la que quedará claro que si robó, si mintió y sí traicionó al pueblo, que nunca a su historia marcada por eso, por la traición. ¿Gabino y sus huestes estarán en la misma tónica? Al tiempo. 

Mientras San Luis navega por las traicioneras aguas de su panorama político, debe enfrentarse al espectro de la hipocresía. Los políticos deben rendir cuentas de sus palabras y acciones, y el electorado debe exigir transparencia e integridad a quienes aspiran a dirigir. Sólo entonces podrá el estado eliminar las sombras del cacicazgo, del abuso institucionalizado y desarrollar todo su potencial como una democracia vibrante, que vuelva a su historia elementaldonde la voz del pueblo reine suprema y la desvergüenza de los políticos pase a los anales de la historia.

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