Apenas ayer el medio de comunicación Pictoline compartió su bacon del día, la caricatura de un chico sentado y temeroso con un teléfono en la mano del cual salen noticias de desastres naturales, alrededor de él, nuestro planeta gira encendido en llamas. Todos estos elementos definen a la palabra solastalgia: “la angustia que sentimos a causa del cambio climático y su impacto negativo en nuestras vidas, que se intensifica por la sensación de impotencia.”
Es posible que esa sensación sea similar al pánico que Greta Thunberg esperaba convocar en Davos hace unos meses, o inclusive al temor que la convirtió en una activista a nivel mundial contra la contaminación, el caso es que parece tundir sobre todo en las generaciones más jóvenes que urgen a sus familias y comunidades para hacer conciencia de lo que la ONU también advierte: Tenemos once años para cambiar nuestros hábitos y para incidir en la toma de decisiones políticas adecuadas a las problemáticas que esta presentando el planeta.
Al referirnos a lo que individualmente se puede hacer para un consumo más responsable se habla inclusive de un cambio de dieta, es necesario reducir el consumo de carne y optar por una alimentación mas vegetariana, preferir el comercio local, adquirir víveres que se produzcan de manera sostenible y aprovechar la comida para evitar el desperdicio. Otras ideas son por ejemplo el ahorro de energía eléctrica en los hogares, reciclar el agua, evitar viajar en avión, recurrir al intercambio de aparatos, arreglar aquellos que estén descompuestos en lugar de adquirir otros nuevos o en su defecto preferir la compra de algunos de segunda mano en buenas condiciones.
No se trata como ve de tomar decisiones estrafalarias, ya nuestros abuelos tenían estas prácticas como parte de su cotidianeidad y ahora es una buena idea recuperarlas en lugar de encoger los hombros y pensar que nada puede hacerse.
También hay que dejar de tachar de bulos las noticias acerca del calentamiento global, algunas poblaciones ya se están viendo afectadas por sus consecuencias, como los agricultores del Centroamérica cuyas cosechas han sido devastadas por patrones erráticos y extremos de sequía y lluvias.
Porque es verdad que el pasado mes de julio fue el más caluroso de la historia y también que los animales están presentando alteraciones en su ciclo y movimientos, por ejemplo en nuestro continente algunas familias de murciélagos ya habían comenzado a transformar sus hábitos alimenticios a consecuencia del cambio climático y ahora se han descubierto trastornos en sus tiempos de migración lo cual es un síntoma gravísimo, considerando las labores de control de plagas que hacen en los cultivos agrícolas y en la conservación de los ecosistemas.
Antonio Guterres Secretario de Naciones Unidas señaló este uno de agosto que es fundamental mantener el calentamiento global en los 1,5 grados centígrados mediante la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en un 45 por ciento para el año 2030 y posteriormente buscar la neutralidad en materia de emisiones de carbono para 2050 por lo que ha convocado a la Cumbre sobre la Acción Climática en Nueva York el 23 de septiembre, se pretende escuchar ahí las voces de las generaciones más jóvenes y reunir a los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil a fin de trabajar en seis áreas: la transición global hacia energías renovables; infraestructuras y ciudades sostenibles y resilientes; la agricultura y ordenación sostenible de nuestros océanos y bosques; la resiliencia y adaptación a los impactos climáticos; y la convergencia de financiación pública y privada con una economía de emisiones netas cero.
Y al respecto el Secretario ha sido muy claro: se trata de que los líderes mundiales vayan con planes y compromisos concretos, no con discursos. Cabe señalar que hasta el momento no sabemos cuál será la posición de México, pero es fundamental que esté presente, lo contrario significaría que a este gobierno definitivamente no le interesan las consecuencias que puede traer el cambio climático a nuestro país que afectará principalmente a las poblaciones más pobres. Si estos datos no convencen de que la acción es ahora, la seguridad alimentaria y nuestra propia especie estará definitivamente en peligro. Así, la política del mundo actual tiene forzosamente que tener un verdadero sentido ecológico. A más ver.
Claudia Almaguer
Twitter: @Almagzur