Activistas en defensa del medio ambiente rociaron con líquido negro un cuadro del pintor Gustav Klimt en el Museo Leopold de Viena, para denunciar que “los nuevos pozos de petróleo y gas son una sentencia de muerte para la humanidad”.
La acción, reivindicada por el grupo Última Generación, que subió las imágenes a sus redes sociales, tuvo como objetivo la obra “Muerte y Vida”, que la organización ha querido utilizar como metáfora de su denuncia.
Las imágenes muestran a personal del museo reteniendo a los activistas, uno de los cuales habría intentado pegarse al marco.
El cuadro estaba protegido por un cristal y, supuestamente, no sufrió daños, según las primeras informaciones de la televisión estatal.
Proceso