Un actor de telenovelas y un productor de teatro forman quizás la pareja homosexual más pública de México, protagonistas de una lucha conocida por todos por fundar una familia y ejercer sus derechos desde que la capital del país aprobó el matrimonio gay.
Felipe Nájera y Jaime Morales se contentaban con vivir su amor en concubinato hasta que, en diciembre de 2009, Ciudad de México se convirtió en la primera capital latinoamericana en aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo.
“Cuando vimos todo el esfuerzo para reformar la ley decidimos casarnos (en 2010). Era algo que no necesitábamos, éramos una pareja ya consolidada, pero creemos que esta lucha tenía que materializarse con un evento”, cuenta Morales, un arquitecto de 55 años convertido en productor de teatro.
Hace más de 13 años que este hombre discreto es la pareja del actor Felipe Nájera, quien a sus 47 años aparece con frecuencia en la prensa de la farándula.
Sin embargo, en México el derecho al matrimonio homosexual es exclusivo de su superpoblada capital, pues las otras demarcaciones del país no lo reconocen. En Latinoamérica, sólo Argentina y Uruguay decidieron aceptar la unión matrimonial gay, en 2010 y 2013 respectivamente.
La historia con final feliz de Nájera y Morales trascendió al día de su boda, pues luego de superar un tortuoso proceso se convirtieron en la primera pareja gay a la que el Estado mexicano confió un menor en adopción.
Derrotados por la burocracia del programa mexicano para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), acudieron en 2012 a la Procuraduría (Fiscalía) de la capital mexicana, una institución que también otorga niños en adopción y que, tras someter a la pareja a un riguroso análisis, determinó que era apta para criar un hijo.
Fundar una familia era una posibilidad que había estado “guardada en el clóset” hasta entonces, dice Morales, que defiende su derecho a ser padre pese a que su pareja es otro hombre: “Todos los niños que están abandonados o en posibilidad de adopción vienen de una relación heterosexual”, recalca.
La pareja, que vive entre los biberones y pañales de Alejandra, su hija adoptiva de un año y medio, debió considerar los prejuicios de la gente al elegir el sexo del bebé que adoptó.
“Pensamos que una niña tendría más facilidades que un niño adoptado por dos señores. Si el niño sale gay, (van a decir) que se lo pegamos, o las mentes más terribles podrían pensar que podríamos violarlo”, comenta Morales mientras espera una llamada importante del pediatra.
“El mundo está cambiando pero no tanto”, añade.
También en México se están abriendo poco a poco las posibilidades para las parejas del mismo sexo. La Corte Suprema de Justicia resolvió, en un juicio en apelación, que tres parejas gay que solicitaron casarse en Oaxaca (sur) tenían derecho a ello pese a que la legislación local indique lo contrario, lo que sentó un precedente para que homosexuales en todo México accedan al matrimonio por la vía judicial.
Según un abogado especializado en el tema consultado por la AFP, parejas homosexuales de Colima (oeste), Jalisco (oeste), Yucatán (este), Sinaloa (noroeste) y Chihuahua (norte) piensan seguir esa estrategia para casarse.
Acceder a las mismas garantías sociales de las que gozan los matrimonios heterosexuales es otro combate que protagoniza la famosa pareja mexicana que conforman Nájera y Morales.
“Tenemos la ley, pero a medias. Sabemos que se tiene el derecho en alguna parte del Código Civil del Distrito Federal, pero todas las instancias que rodean a la ciudad no han hecho nada para modificar sus reglamentos y estatutos”, denuncia en tono grave el actor de mirada verde olivo.
Hace tres años, Nájera inició un litigio por discriminación contra su sindicato, la Asociación Nacional de Actores (ANDA), por negarse a otorgar a su esposo, y después a su hija, el seguro médico del que normalmente se benefician las familias de los agremiados.
Las autoridades han determinado que la ANDA fue discriminatoria, por lo que el 27 de abril el gremio aceptó que se homologuen los derechos de sus socios, indistintamente de su tendencia sexual.
Pero todavía queda lograr acceder a beneficios fiscales, a la herencia o a un crédito común, como pueden hacer las parejas heterosexuales.
Cuando se le pregunta a Nájera si le apetece una telenovela que hable sobre la problemática gay en México, suelta una carcajada y dice: “¡Claro que me encantaría, pero no tengo el dinero para producirla! (…) ¡Desde que somos padres tenemos menos poder adquisitivo!”.
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