El Radar
Por Jesús Aguilar
La inminente asunción de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos el próximo 20 de enero de 2025 genera preocupación en México, especialmente en áreas clave como migración, seguridad y economía. El retorno de Trump, conocido por su retórica y políticas agresivas hacia México durante su mandato anterior, podría implicar desafíos significativos para la relación bilateral.
Migración
Trump ha manifestado su intención de implementar deportaciones masivas de migrantes indocumentados, lo que podría resultar en un éxodo sin precedentes hacia México. Además, ha propuesto declarar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, lo que podría justificar intervenciones unilaterales en territorio mexicano.
Estas medidas no solo tensarían las relaciones diplomáticas, sino que también sobrecargarían los sistemas de apoyo y recursos en México, enfrentando desafíos humanitarios y logísticos.
Seguridad
La propuesta de Trump de designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas internacionales ha sido recibida con firme rechazo por parte de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, quien ha enfatizado que México no aceptará subordinación ni injerencismo en sus asuntos internos.
Esta postura podría derivar en tensiones diplomáticas y posibles conflictos en la cooperación en materia de seguridad entre ambos países.
Economía
En el ámbito económico, Trump ha expresado su intención de renegociar acuerdos comerciales y ha amenazado con imponer aranceles a productos mexicanos, lo que podría afectar negativamente la economía mexicana. La dependencia de México en el comercio con Estados Unidos hace que estas amenazas sean particularmente preocupantes, ya que podrían impactar en sectores clave y en la estabilidad económica del país.
El retorno de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos representa una serie de desafíos para México en términos migratorios, de seguridad y económicos. La administración de Claudia Sheinbaum deberá navegar cuidadosamente estas complejas dinámicas para proteger los intereses y la soberanía de México, mientras busca mantener una relación funcional con su principal socio comercial y vecino del norte.
Pero lo más importante es ver si permite con estas medidas que México descarte el discurso que se acerca a dictaduras enemigas en latinoamérica o disfrazadas de democracias bélicosas como Rusia y Corea del Norte a partir de la ideologizante condición de los recalcitrantes cuatroteístas.
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