La reelección de Alejandro Alito Moreno y Carolina Viggiano como presidente y secretaria general del Partido Revolucionario Institucional (PRI) se ha concretado después de 36 días de un proceso que ha estado lleno de críticas y señalamientos. Moreno obtuvo 440 votos, el 97% de los sufragios emitidos, frente a los ocho votos que recibió su única oponente, Lorena Piñón, y su compañero de fórmula, Cuauhtémoc Betanzos. Pablo Angulo, presidente de la Comisión de Procesos Internos del PRI, anunció el triunfo de Alito minutos después del cierre de las urnas.
A pesar de la reelección de Moreno, el PRI enfrenta una profunda crisis, especialmente tras los desastrosos resultados electorales del 2 de junio. En su mensaje a la militancia, Moreno reconoció la difícil situación del partido, afirmando que se encuentra en la posición más compleja de su historia. Los críticos han señalado que la caída del PRI se aceleró con su llegada a la dirigencia, y Moreno ha anunciado el inicio de una renovación para intentar rescatar al partido.
El proceso de reelección ha sido llevado a cabo a puerta cerrada y bajo la sombra de expresidentes del partido como Dulce María Sauri, Enrique Ochoa y Pedro Joaquín Coldwell, quienes han cuestionado la legalidad del proceso. Las impugnaciones y quejas presentadas por los priistas críticos están pendientes de resolución. Entre las acusaciones se encuentra la supuesta ilegalidad de la convocatoria a la Asamblea Nacional del 7 de julio, así como las reformas estatutarias que permitieron la reelección de la dirigencia nacional.
Sauri y Ochoa han denunciado que el proceso de reelección es una “farsa” y han prometido continuar luchando hasta que las autoridades electorales resuelvan las impugnaciones. Si se determina que la convocatoria a la asamblea fue ilegal, las reformas estatutarias y la reelección de Moreno y Viggiano podrían quedar sin efecto. Los críticos aseguran que el PRI está “secuestrado” por el dirigente, que fue electo en 2019 en un proceso abierto a toda la militancia.
Las reformas estatutarias impulsadas por Alito han permitido que él y sus sucesores puedan repetir hasta por tres periodos consecutivos, lo que le da la posibilidad de controlar el partido hasta 2032. Sin embargo, los procesos de impugnación aún están activos y podrían cambiar el rumbo del partido.
Durante su discurso, Alito defendió la transparencia y legitimidad del proceso de renovación, a pesar de las dudas sobre la autenticidad de su postulación y la cercanía de Piñón con él. La jornada electoral se cerró con gritos de apoyo como “¡Alito, amigo el PRI está contigo!” en el auditorio Plutarco Elías Calles en la sede nacional del PRI. Moreno aseguró que el proceso se llevó a cabo de manera legal y abierta.
Alito también dejó claro que está dispuesto a apoyar reformas propuestas por el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador y su sucesora, Claudia Sheinbaum, siempre que estas sean bien sustentadas y beneficien a la población. Además, reflexionó sobre los errores del pasado, haciendo un guiño al magisterio, uno de los sectores que el PRI perdió con las reformas estructurales del sexenio de Enrique Peña Nieto.