Marco Antonio García Briones.
Martes 26 de marzo de 2024.
El próximo lunes 1o de abril el Honorable Consejo Directivo Universitario (HCDU) elegirá a la persona que ocupará la rectoría de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) en el periodo 2024-2028. Tres son los aspirantes al cargo: La Doctora Guadalupe Briano Turrent, el Maestro Pablo Nava Ortiz y el Médico Oftalmólogo Alejandro Zermeño Guerra quien pretende reelegirse en el cargo.
Los aspirantes comparecieron ante el HCDU, expusieron sus Proyectos de Trabajo y fueron cuestionados por los miembros de ese órgano colegiado, mismo que impidió el debate público de los tres aspirantes a la rectoría que propuso un grupo de consejeros alumnos. Dice Juan José Rodríguez Prats, en uno de sus libros, que la dictadura florece en ausencia de debate, cotejo de las ideas y discusión de propuestas.
En ausencia de un debate de ideas y propuestas ¿Qué es deseable, que cada uno de los integrantes del Consejo de la UASLP haga para subsanar esta autolimitación?
Primero, que efectivamente destinen tiempo suficiente para leer y analizar, de manera íntegra, cada uno de los proyectos de Planes de Trabajo de los tres candidatos. Y una vez efectuado lo anterior reflexionen su voto con sentido crítico.
Segundo, que tomen una decisión que muestre la calidad de su criterio a favor del bien de la Universidad; el bien de la comunidad universitaria, fundamentalmente de sus estudiantes, profesores, personal administrativo y de apoyo: ejerciendo así un voto responsable, ético, que revele una profunda reflexión, ya que en manos de cada uno de los miembros del Consejo Directivo Universitario está el futuro de la UASLP para los próximos 4 años.
Pero hay algo más, muy importante y que no es visible que los Consejeros de la UASLP hayan hecho: Evaluar lo que propuso Alejandro Zermeño Guerra en 2020 cuando por primera vez aspiró a ser Rector, cotejando sus propuestas de aquel entonces contra sus hechos y resultados en el ejercicio del encargo.
Hay datos interesantes, que los Consejeros universitarios, deberían considerar de acuerdo con el documento titulado Reporte Institucional Sistema de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior, elaborado por la UASLP. Aquí comparamos resultados del inicio de la gestión de Zermeño contra el año 2023.
En cuanto a matrícula, se mantiene estancada: 33, 472 vs 33,339. Se observa incluso una ligera disminución de alumnos. El Doctor Alejandro Zermeño expresó en su Plan de Trabajo 2020 – 2024: “…elaborar las políticas necesarias para incrementar, en lo posible, el número de alumnos aceptados a estudios universitarios, buscando en todo momento ofertar programas de calidad, tanto a nivel de pregrado como de posgrado, con sistemas presenciales, semipresenciales o a distancia, cuando esto sea posible, como una estrategia de crecimiento de la matrícula y las oportunidades de preparación a mayor número de personas”. Es claro que el Dr. Zermeño no cumplió. Y es un asunto que deberían considerar los miembros del H. Consejo Directivo Universitario a la hora de elegir.
Es además notable que se ha reducido enormemente el número de alumnos de posgrado, de 739 en 2020, en 2023 quedaban 346. La reducción es de 53.2%. ¿Qué pasó, Dr. Zermeño, a la universidad ya no le interesa tener estudiantes de posgrado? ¿Qué opinará el Consejo Directivo Universitario de esto?
El número de profesores de tiempo completo pasó de 792 en 2020 a 731 en 2023. La reducción es de 7.7% ¿Por qué Doctor Zermeño?
El total de profesores investigadores de tiempo completo con perfil deseable disminuyó de 635 a 586, es decir, 7.7%. ¿Ya no interesan maestros con perfil deseable, Dr. Zermeño? ¿El Consejo directivo Universitario está de acuerdo en que la UASLP siga la trayectoria de un cangrejo en este aspecto?
Lo que verdaderamente llama la atención es el rubro de calidad académicarespecto a la caída en el número de programas de licenciatura y posgrado. En 2020, el 93% de los programas de Técnico Superior Universitario y Licenciatura estaban certificados y se clasificaban como programas de buena calidad, en 2023 se redujo al 80% de los programas. Particularmente se ha visto reducido el número de certificaciones otorgados por uno de los principales organismos certificadores en México: Consejo para la Acreditación de la Educación Superior (COPAES), pasando del 64% de programas certificados por COPAES en 2020 a 51% en 2023. Dr. Zermeño: ¿Y la calidad prometida en su Plan de Trabajo en 2020? ¿Con estos resultados se presenta para su reelección?
Respecto a los resultados del EGEL CENEVAL obtenidos de los egresados de licenciatura que obtuvieron testimonio de sobresaliente, éstos pasaron de 27.5% en 2020 a 5.3% en 2023. Además, el porcentaje de egresados, que obtuvieron el premio CENEVAL al desempeño de excelencia, pasó de 5.6% en 2020 a 1.5% en 2023. ¿Dónde está la calidad prometida, Dr. Zermeño? Aquí también reprueba. ¿Qué opina de esto el H. Consejo Directivo Universitario?
En otro orden de ideas, el pasado 22 de marzo cuando comparecieron los aspirantes a la rectoría, fue preocupante observar un rector, que quiere reelegirse, dando explicaciones, señalando culpables, recordando la COVID 19, sin asumir responsabilidades propias sobre hechos ocurridos en su rectorado.
En cuanto a las finanzas universitarias, escuchar al Oftalmólogo Alejandro Zermeño, por alguna extraña razón me recordó las mañaneras de Palacio Nacional: desahogó responsabilidades en agentes externos a la Universidad, que no daban suficiente presupuesto, incluso que no lo recibían en las oficinas de gobierno, que no había respuesta para sus propuestas, etc. No creo que sea gratuita esta actitud cuando hay una sistemática negativa a transparentar los recursos de la universidad y dar doctorados honoris causa a quienes sí aprueban sus manejos financieros. Dice un viejo maestro de la Facultad de Derecho “…quien da puñaladas no espere recibir rosas”. Pero lo verdaderamente relevante es que expresó cómo no se ha podido hacer un esfuerzo propio por las finanzas universitarias, lo interesante hubiera sido saber cómo sí se hubiera podido. Echar culpas a los demás sin proponer soluciones podría resultar, por decir lo menos, gris y corto.
Zermeño pidió crear un tribunal universitario para sancionar la violencia de género, reconociendo que éste, cito, “había tenido una mala experiencia en la UNAM”.
Pidió rehacer el código de ética para sancionar actos vandálicos cometidos por universitarios fuera de la institución.
Afirmó haber saneado el fondo de pensiones. Habría que ver el estudio actuarial para saber si es cierto.
Al Oftalmólogo le hicieron muchas preguntas. Esta fase duró 51 minutos. Yo no sé si a los consejeros los convencieron las respuestas del interpelado, sorprendería que así fuera. Llamó mucho la atención la respuesta, del Rector en funciones, sobre la concepción que tiene sobre lo que debe ser la investigación. Se nota que él no la ha hecho, o no sabe cómo se hace o para qué sirve y, vaya que en el Consejo hay quienes son investigadores o tienen doctorado, le podrían platicar, le harían un gran favor; qué se yo, unas clasecitas de metodología básica por lo menos. ¿Qué opinarán los 598 académicos de la UASLP, que pertenecen al Sistema Nacional de Investigadores, cuando vean en el video de la propia Universidad y, se den cuenta que el Dr. Zermeño ninguneó su trabajo? ¿La investigación realizada para que la UASLP obtuviera 8 patentes, no sirve para nada? ¿Qué opinan los miembros del Consejo Universitario sobre la tan desafortunada ignorancia de quien los rige, al menos en cuanto al valor que tiene la investigación?
Zermeño prometió en el 2020: “Política de puertas abiertas, atención inmediata a DIRECTORES, CONSEJEROS MAESTROS Y CONSEJEROS ALUMNOS, ASÍ COMO A FUNCIONARIOS Y LÍDERES SINDICALES, por el Rector, o por el Secretario General. La rectoría será auxiliada, además, por una Secretaría para Asuntos Administrativos de Oficina, buscando dar respuesta rápida y eficiente a solicitudes y peticiones de acciones habituales, dependientes de rectoría” (sic).
Uno de los principales aspectos negativos que se ha venido generando en la Universidad es la fractura y fragmentación en la comunidad universitaria, fomentadas principalmente por las actitudes de autoritarismo, falta de empatía y malos tratos que se han dado sistemáticamente desde hace cuatro años. La unidad que tanto bien le hace a la universidad se ha dejado de lado y eso, estoy seguro le ha pasado una factura muy alta a la institución. Cada miembro del Honorable Consejo Directivo Universitario tiene el deber de la altura de miras y la generosidad con la comunidad universitaria, en sus manos está el futuro para los próximos 4 años. El cambio es necesario.