Guión para el 1º de Julio.- Las malditas encuestas tenían razón y desde el cierre de las casillas se confirma el triunfo de Andrés Manuel López Obrador y con él, la vuelta al estatismo y la llegada del comunismo. El milagro de un vuelco fortuito del destino no se produce y ni Ricardo Anaya ni José Antonio Meade alcanzaron al puntero. El rechazo de la democracia civilizada hacia la llegada de la chusma lopezobradorista es contundente. Tanto que el presidente del INE, Lorenzo Córdova, con rostro desencajado y a regañadientes da a conocer los resultados: “AMLO 53, Anaya 26 y Meade 15” y ya. A partir de ese momento se desata una tensión insoportable y creciente. Los adversarios se niegan a reconocer el resultado. Igual el Presidente a través de twitter informa que esperará todos los días necesarios hasta que el Tribunal Electoral dictamine la elección. Y que López Obrador no pondrá un pie en Los Pinos hasta que inicie formalmente su mandato el 1º de diciembre. Esa misma noche se decreta el toque de queda para impedir celebraciones escandalosas y que las hordas de Morena saqueen bancos y repartan el dinero en las esquinas. Las cámaras de televisión le son negadas al ganador y apenas puede expresarse a través de las redes sociales. Total, que una noche más triste que la de Hernán Cortés.
Guión para el 2 de Julio.- Desde muy temprano el peso se desploma y el dólar se dispara a 25. Las líneas aéreas se saturan sobre todo en los vuelos a Miami, Houston, San Antonio y hasta a Buenos Aires de familias enteras que salen huyendo del país. También los capitales se fugan minuto a minuto. Los gobiernos de todo signo guardan silencio o se niegan de plano a reconocer el resultado. Solo Trump tuitea: “En México gano un populista de izquierda, jamás hablaré con él”. Mientras que los principales diarios globales expresan titulares como “Tragedia en México” o “La amenaza se cumplió” o “Los mexicanos se volvieron locos”.
Eso era lo lógico, lo que tendría que haber pasado. Claro, según las predicciones y previsiones de los rabiosos antilopezobradoristas que nunca se sobrepusieron a la insoportable inevitabilidad del triunfo de Andrés Manuel López Obrador y anticiparon con pelos y señales lo que tendría que ocurrir.
Pero, pues resulta que no. Que, con todo y sus pausas y acento tabasqueño, López Obrador ganó no solo la presidencia sino la mayoría absoluta en el Congreso, Senadores y Diputados; que se impuso también en cinco de los nueve estados en disputa: Ciudad de México, Veracruz, Morelos, Chiapas y Tabasco, y peleará Puebla en Tribunales; que también ganó decenas de alcaldías y Congresos locales.
Y que José Antonio Meade, del PRI, tuvo uno de los más bellos gestos democráticos de la historia al reconocer derrota y triunfo. Y que lo siguió Anaya. Y que lo anunció Córdova al término de una jornada ejemplar. Y que lo felicita el presidente. Y que le llaman decenas de presidentes y Jefes de Estado. Y que charla media hora con Trump y quedan como cuates. Y que el peso se fortalece. Y que no hay fugas de familias ni de capitales. Y que Peña Nieto lo invita a Palacio Nacional. Y que él va y sale muy contento.
Y que yo me pregunto ¿quién escribió el desastre y quién inventó la realidad?
Fuente: Pulso