El Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) aprobó, en sesión extraordinaria ayer, los lineamientos que pondrán freno a las corcholatas presidenciables de Morena y a la mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador, en acatamiento a una sentencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
De ellos destaca que, en tiempos de campaña, los funcionarios tendrán que abstenerse de incluir frases, imágenes o símbolos que puedan representar propaganda, así como evitar exaltar logros o programas, tanto en conferencias de prensa, como en respuesta a una pregunta.
Los servidores públicos deben abstenerse también de cualquier declaración, en el lugar que sea, sobre sus funciones y procesos electorales, incluidas las entrevistas.
Tampoco podrán difundir logros gubernamentales en redes sociales, así se trate de cuentas personales.
Las publicaciones no implicarán uso de recursos, si no se advierte una estrategia sistematizada de mensajes.
En cualquier momento, los servidores públicos tampoco podrán usar medios de comunicación ni redes sociales oficiales para promover o influir partidos.
En sus actos oficiales, tampoco podrán emitir comentario alguno sobre sus aspiraciones políticas.
Además, no podrán asistir a actos proselitistas en días hábiles, así pidan licencia o que no se les pague el día.
Los funcionarios que aspiren a la reelección tienen prohibido hacer uso de recursos públicos para promoción, y sólo deben hacer actividades proselitistas al concluir su jornada laboral.
Los lineamientos también prohíben informes fuera de los días establecidos en la ley, por lo que el Presidente no podrá emitir sus informes trimestrales informales, como ha hecho desde que inició su administración, durante los procesos electorales.
El consejero Ciro Murayama afirmó que es una “vía de atajar los excesos de gobernantes para beneficiarse políticamente ellos y electoralmente a sus partidos”
En tanto, el consejero Jaime Rivera destacó que cualquiera que esté comprometido con la democracia, no tendría por qué oponerse a estas reglas.
El Financiero