
El año nuevo podría sorprender con una nueva escasez de agua a residentes de localidades cercanas a la presa El Peaje, pues este embalse casi se ha vaciado por la extracción del líquido a bordo de pipas, actividad que no se sabe si cuenta con los permisos federales correspondientes o no.
En el fondo del vaso contenedor hay apenas unos charcos que hacen recordar los días más severos de la sequía que se padeció a mitad de este año que está por terminar, en los meses previos a una temporada de lluvias que no prometía mucho.
El Peaje, al igual que ahora, registró entonces uno de los porcentajes más bajos de su historia y del conjunto de las presas más importantes del estado: 2.5 por ciento de su capacidad a finales de abril de 2021.
Por esas fechas, los pobladores de Pozuelos, el poblado más cercano a la presa, denunciaron la presencia de pipas que sacaban la poca agua disponible y suponían que estos camiones llevaban agua para los pocos cultivos que sobreviven en la zona.
Ayer, El Peaje mostraba solamente «tres tristes charcos» sobrevivientes en el suelo rocoso cercano a la cortina. Se recuerda que, a poca distancia del embalse, funciona o funcionaba un centro acuícola en el que se cultivaban diversas especies de peces comestibles.
Quienes necesitan del agua que se logra captar en este contenedor, deberán esperar al menos cinco meses para volver a disponer de ella, si acaso las lluvias del 2022 son generosas.
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