La sociedad chipriota se ha quedado profundamente impactada en los últimos días ante la investigación policial de un presunto asesino en serie de mujeres, un caso que la misma policía ha descrito como “sin precedentes” en este pequeño país.
El caso se abrió de forma casual la semana pasada cuando unos turistas descubrieron un cuerpo en un pozo en una mina abandonada, en el pueblo de Mitsero, a unos 30 kilómetros al oeste de la capital chipriota.
Las autoridades han identificado uno de los cadáveres como el de Mary Rose Tiburcio, mujer de 39 años y origen filipino, cuya desaparición fue denunciada junto a la de su hija Sierra, de 6 años, el pasado mayo de 2018.
Las labores de la Policía en busca de la menor llevaron este fin de semana al macabro descubrimiento de un segundo cadáver en el mismo lugar.
Aunque el cuerpo no ha sido identificado oficialmente, se cree que se trata de otra mujer filipina de 28 años que también se encontraba desaparecida desde el pasado verano.
Ambas mujeres se encontraban en Chipre trabajando como empleadas del hogar.
El pasado día 18 un hombre chipriota de 35 años, que trabaja como oficial en la Guardia Nacional, fue detenido como presunto autor de estos feminicidios.
Según explicaron fuente policiales, el sospechoso ha confesado el asesinato de las dos mujeres y de la niña, aunque el cuerpo de esta aún no ha sido hallado en el lago donde indicó a la Policía que se había deshecho de él.
Asimismo, dichas fuentes no excluyeron que el pozo podría esconder otras víctimas, algo que en las últimas horas ha sido una de las principales líneas de investigación de la Policía.
Según estas fuentes policiales, el sospechoso utilizaba una cuenta en una página web de citas para atraer mujeres, principalmente de origen asiático.
La opinión pública ha quedado estupefacta al ir descubriendo detalles de la confesión del presunto asesino, quien admitió haber estrangulado a las mujeres mientras mantenía relaciones sexuales con ellas.
Los casos de asesinato investigados hasta ahora, al menos dos mujeres, y la desaparición de la hija de 6 años de una de las víctimas, ponen a la Policía y la sociedad chipriotas ante una forma de criminalidad sin precedentes para nuestra realidad. Una forma de delinquir cuya extensión es aún prematuro evaluar”, dijo hoy ante la prensa el jefe de la Policía chipriota, Zajarias Jrisostomu.
El jefe de la Policía añadió que este tipo de asesinatos en serie no suceden a menudo y, cuando ocurren, suele ser en países muy poblados.
El shock no ha sido causado solo por las circunstancias en las que el sospechoso mató a las víctimas -que aún se están investigando-, sino por la apatía, la falta de profesionalidad básica y las actitudes racistas que han mostrado las autoridades”, dijo Anna Prodromu, escritora sobre mujeres en zonas de conflicto.
Prodromu resaltó la importancia de que estos crímenes no son simples asesinatos sino feminicidios “consecuencia de la ‘masculinidad tóxica'”.
La prensa local ha recordado a raíz de estos asesinatos una carta abierta que el presidente de la asociación de empleados domésticos, Luis Kutrukidis, publicó el año pasado solicitando la investigación de la desaparición de 22 mujeres filipinas.
Me surgen muchas preguntas con respecto a la forma en la que nuestras autoridades policiales y el sistema judicial tratan los casos de personas desaparecidas, en particular mujeres ¿Están sus informes tirados en algún cajón?”, dijo Maria Hadjipavlu, profesora universitaria y experta en género y resolución de conflictos.
Este fenómeno es resultado del aumento en los últimos años de algunas características de nuestra sociedad patriarcal, militarista y nacionalista, es decir, el sexismo, racismo, clasismo y la violencia contra las mujeres”, explicó Hadjipavlu.
Con información de: Excélsior