Así luce el avión presidencial en espera de ser vendido o arrendado

En el desierto de Mojave, a un lado de aeronaves que esperan ser vendidas, reparadas o desarmadas, el avión presidencial espera turno.

Es el Aeropuerto de Logística del Sur de California, en la ciudad de Victorville, a dos horas de camino de Los Ángeles.

Una terminal aérea sin operaciones comerciales, sin pasajeros, que funciona principalmente como cementerio de aviones. Reliquias del siglo XX que se cuentan por cientos en una superficie de 900 hectáreas.

Hasta aquí viajó el 3 de diciembre el “José María Morelos y Pavón”, a la espera de ser vendido o arrendado luego de que el gobierno mexicano lo desincorporó de sus activos.

Dos meses y medio después de su último vuelo, el boeing 787 es almacenado en este hangar. Eventualmente, el avión es remolcado a una posición exterior.

El avión se muestra sin cambios. El escudo nacional en la cola, las franjas verde y roja a lo largo de su fuselaje y el nombre oficial en la punta. Las turbinas, las ventanillas y todos los sensores se encuentran tapados para protegerlo de la fauna y el medio ambiente. 280 millones de dólares estacionados en California, a la espera de ser comprados o arrendados.

Pero en Victorville, al parecer, hay competencia. Existe otro avión del mismo modelo que el avión presidencial que también espera turno; se trata de otro boeing 787 que voló para la línea aérea real de Marruecos, adaptado para más de 200 pasajeros. El avión presidencial no

Con interiores de lujo, sala de juntas, recámara matrimonial y otras adaptaciones, el “José María Morelos y Pavón” solo cuenta con 80 asientos. Cualquiera que busque comprarlo o arrendarlo para una línea aérea, tendría que retirarle todas estas adaptaciones.

Sobre los costos del almacenaje, mantenimiento, lavados, arrastres y una futura puesta en operación, la ciudad de Victorville informó que ellos no cobran ni un peso por estos servicios.

El contrato con el gobierno mexicano lo están llevando a cabo dos compañías que operan en el aeropuerto de logística del sur de California.

Estas dos empresas a cargo del avión presidencial son Boeing, fabricante del aparato y ComAv, una compañía dedicada al almacenaje, reparación y desarmado de aeronaves.

A los costos de mantenimiento, se suman 417 millones de pesos anuales que el gobierno federal asignó para el pago del boeing 787.

Un avión presidencial, vestido de gala, que permanece estacionado en el desierto de California.

Con información de: Excélsior

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