Pasados 24 años desde que se publicara la novela American Psycho, en la que se describía la locura de ser un yuppie de Nueva York en los años 80 a través del desquiciado Patrick Bateman, todo el mundo creería que no es más que una ficción exagerada de una cultura laboral que ya no existe.
Es verdad que el arquetipo de Bateman parece extinguido, pero su obsesión por el trabajo ha mutado en otras expresiones: aunque las empresas tengan hoy campus con parques infantiles y piscinas de bolas, y los trabajadores vayan a trabajar en pantalones cortos, las semanas laborales de 80 horas siguen tan presentes como siempre.
Algunos llaman a estos empleados workaholics; otros, simplemente, los ven como trabajadores estrella.
Depravación laboral
La última entrega de “desquiciados en el trabajo” viene por parte de Amazon, una de las mayores empresas del mundo de e-commerce.
El pasado domingo, The New York Times publicaba un extenso reportaje con alrededor de 100 testimonios de empleados y exempleados de la compañía que denunciaban un ambiente laboral horripilante.
Allí se hablaba de grupos de empleados que se aliaban para reportar a otros y hundirles la carrera, semanas laborales de 80 horas para recibir algún tipo de feedback positivo, una evaluación anual en la que los diferentes departamentos disparaban contra los empleados más débiles, un algoritmo único que calculaba el rendimiento del empleado…
Trabajadores de Amazon denuncian que no podían atender a familiares con cáncer por tener que trabajar las noches y los fines de semana
Estos son solo ejemplos de las decenas de prácticas y situaciones que estos trabajadores cuentan que vivían en una de las firmas más potentes del mundo. Algunos de ellos contaban cómo incluso tenían familiares con cáncer a los que no podían atender por tener que trabajar las noches y los fines de semana.
Los jefes de departamento ni siquiera autorizaban moverles a otros en los que el ritmo de trabajo fuera menor para atender sus necesidades particulares.
Estas revelaciones se suman a las que, en años anteriores, han dejado por los suelos la cultura laboral de Amazon, cuestionando el estilo de liderazgo de su CEO, Jeff Bezos, último responsable de estos medidores de productividad y criterios de evaluación.
La unión de sindicatos mundiales consideró a Bezos el peor jefe del mundo, a raíz de las denuncias sobre las condiciones laborales en los almacenes de Amazon.
Jeff Bezos ha dicho que no trabajaría en una compañía como la que describen sus empleados
En esos almacenes, trabajadores temporales tenían 33 segundos para empaquetar un pedido y estaban obligados a cumplir milimétricamente con un número determinado de ellos al día. En el almacén de Alemania vivían en barracas compartidas sin ningún tipo de intimidad, controlados las 24 horas del día por vigilantes de seguridad.
Bezos ha mandado una carta interna diciendo que él sería el primero en no trabajar en una compañía como la que describen esos empleados y ha animado a los empleados que perciban estas prácticas a que las denuncien.
Encontrar todo en el trabajo
Al margen del caso particular de Amazon, lo cierto es que condiciones parecidas se dan no solo en trabajos industriales, sino también en los más corporativos. La cuestión: ¿qué motiva a un profesional a someterse a escenarios laborales como los descritos por el Times?
Hablando con Nuria Chinchilla, que se dedica a formar altos ejecutivos en la escuela de negocios IESE y que es experta en conciliación laboral, nos acercamos más a esa figura que siempre vemos como terrorífica.
Para ella, un trabajador estrella es alguien que encuentra todas sus respuestas vitales en el trabajo, tanto para él como de cara a los demás. En la mayoría de ellos coinciden estas características que convierten a su trabajo en una adicción:
—Tienen el tiempo ocupado y se sienten realizados al ver que su tiempo tiene una finalidad.
—Reciben un reconocimiento por lo que hacen, ya sea con dinero o ascensos. Reciben amor, a fin de cuentas.
—El fruto de su trabajo repercute en los demás: están llenando su necesidad básica altruista. Dan.
—Son medidos y evaluados por objetivos cuantificables, sobre los cuales miden su nivel de satisfacción consigo mismos y el nivel de satisfacción de los demás hacia ellos.
Alguien que se somete a semanas laborales de 80 horas considera que el fruto de su trabajo repercute en los demás. Llenan su necesidad altruísta básica
Y, por esto, en ocasiones dejan a la familia de lado para, inconscientemente, hacer de su trabajo toda su vida. Según Chinchilla, “ cuando un trabajador no encuentra una comprensión en casa o un premio por algo que ha hecho bien, lo busca en el trabajo”.
Sin embargo, para ella, esto es improductivo: que un trabajador no tenga vida personal o familiar termina por repercutir en el trabajo y en el funcionamiento de cualquier organización.
En el caso de Amazon, Chinchilla define que la concepción antropológica de Bezos según el reportaje que se publicó sería el “business is business”. Es decir, los objetivos por los objetivos. “Consideran a las personas como utensilios reemplazables cuando ya no sirven al objetivo de la compañía”, explica.
Que un trabajador suprima su vida personal para concentrarse en el trabajo es, paradójicamente, improductivo
Es un modelo que da resultados a corto plazo, pero que, a la larga, termina por derrumbarse.
Le preguntamos por la cultura laboral buenista que impera en general en el mundo de las startups: “No todas son así. Google, por ejemplo, tiene un modelo antropológico basado en la psicología del trabajador, no en la faceta economicista (de productividad por productividad) de la persona”.
En el caso de Google, nos cuenta que intentan integrar a la persona en la empresa partiendo de su responsabilidad y su libertad. Pero a veces puede suceder que se trate a los trabajadores como si fueran “animalitos a los que hay que tener contentos”.
De utensilios a animales, hemos avanzado algo.
Pero, ¿de dónde surge todo esto?, ¿de la empresa o del trabajador?
Cuando hablamos de adictos al trabajo o de trabajadores estrella nos encontramos con empresas que fijan listones de objetivos muy altos y trabajadores que se autoimponen una exigencia que les impide tener una vida más allá de la oficina.
Hemos hablado también con Maite Sánchez, diseñadora gráfica y autora de la novela Workaholic Tour, basada en la experiencia con su entorno en la que investiga esta figura a través de diferentes testimonios.
“En los documentos y testimonios que encontré, vi que uno de los rasgos característicos de los workaholics no se distingue en ellos mismos, sino en su familia”, asegura: “ Un workaholic cree que se sacrifica por la familia, que es por su bien, pero las relaciones familiares son las primeras que se tambalean”.
Cuando hablamos de adictos al trabajo nos encontramos con empresas que fijan listones de objetivos muy altos y trabajadores que se autoimponen una exigencia muy elevada
“A veces se justifica esa tendencia a la adicción con un sentido muy fuerte de responsabilidad, pero es la primera irresponsabilidad”, dice.
Sánchez dice que “hay empresas que ciertamente toman ventaja de este tipo de personas” y que, en esa mentalidad de “business is business”, “alientan a que sus trabajadores sean así”.
El miedo a perder el trabajo también puede ocasionar adicción al trabajo
Socialmente, el hecho de que haya c ondicionantes como que no se contratarán a personas que no sean flexibles o que vayan a quedarse embarazadas, termina por autoimponer al workaholic una culpa por “falta de compromiso y colaboración”.
“El miedo a perder el trabajo, sobre todo si se tiene familia que depende de la persona, también puede ocasionar cierto grado de adicción al trabajo”, nos cuenta Sánchez.
¿Cómo se ve a sí mismo un trabajador estrella?
Nick Ciubotariu es el Jefe de Desarrollo de Infraestructuras de Amazon. Al leer las declaraciones de excompañeros suyos escribió un largo artículo saliendo en defensa de su empresa.
En una especie de misiva abierta que rebate punto por punto las críticas del reportaje, Ciubotariu defiende que las prácticas que describen una cultura del trabajo terrorífica son falsas, y que se enmarcan dentro de lo que llevan a cabo todas las empresas de una manera normal para ayudar a crecer a los empleados.
El ingeniero desmiente que el feedback sea para hundir a otros empleados, sino que siempre está para ayudar a mejorar. O que jamás ha sido obligado a quedarse a trabajar un fin de semana en la empresa. Al igual que no ha sido obligado a contestar emails tarde por la noche o a trabajar más horas de las que dice su contrato.
Para Ciubotariu, que por su carta se puede extraer que profesa amor por su trabajo y su empresa, una dedicación del mejor talento a la empresa es necesario y que Amazon es una empresa altamente competitiva. Añade que, como en todas las empresas hay cosas que mejorar. Pero no tiene ninguna duda que los valores de la empresa y de liderazgo de Jeff Bezos y de Amazon no son para nada una excepción negativa sino, en todo caso, positiva.
De utensilios a animales, hemos avanzado algo
Con información de: PlayGroundMag