Asociación Nacional del Rifle, poder más allá de un arma

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¿Quién, sino la NRA? Y ante las aparentemente cada vez más frecuentes noticias sobre matanzas cometidas por alguna persona con problemas mentales en una escuela, o en una sala de cine o en un centro comercial, la NRA permanece impávida y con su “mantra” intacto: “las armas no matan a las personas; son las personas las que matan…” ¿Y la solución para las matanzas? Más armas en manos de la ciudadanía, por supuesto. Después de todo, si un criminal no sabe si su presunta víctima o alguien cerca está armada puede determinar robar a otro, o no robar… si un potencial asesino decide atacar una escuela la solución está en que los maestros estén armados o en que los guardias escolares lo estén. “Lo único que detiene a un hombre malo con un arma es un hombre bueno con un arma”, afirma Wayne LaPierre, vicepresidente ejecutivo de la NRA y en buena medida su actual motor inspirador. LaPierre lleva más de 22 años al frente de la organización y de acuerdo con sus amigos —y sus enemigos— literalmente la ha transformado. De hecho, afirma Anthony D. Romero, director ejecutivo de la liberal Unión Estadunidense de Derechos Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés), un adversario que es también a veces aliado en algunos temas de derechos individuales, LaPierre “ha construido una organización con membresía y activismo que es el modelo para otras organizaciones sin fines de lucro, conservadoras o liberales”. Heston fue pensamiento y voz; LaPierre ha sido pensamiento y organización. Los hechos hablan. Los estadunidenses, dicen la mayoría de las encuestas, favorecen el control de armas. La NRA se opone y hasta ahora ha logrado evitar la derrota y mantener su “candado” respecto a ese tipo de legislaciones. Y no importa que todo señale a un incremento en la frecuencia de matanzas. De acuerdo con la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), ha habido 62 atentados a tiros contra múltiples víctimas en las últimos 30 años. Siete de esos ataques ocurrieron en 2012, con un total de 151 víctimas, heridos o muertos, incluso los 20 niños y seis adultos en la escuela primaria Sandy Hook, en Connecticut, el 14 de diciembre pasado. Los esfuerzos políticos de la NRA se benefician de su enfoque en un solo tema y la intensidad de los sentimientos que ese tema, la libertad de poseer armas, despierta en muchos estadunidenses. Las cifras no mienten. La NRA tiene ahora unos cinco millones de miembros y una tesorería que le permitió en 2012 gastar unos 18 millones de dólares en apoyo de los republicanos. Cierto, hay grupos con más recursos; los republicanos perdieron la campaña presidencial en 2012 y la NRA pareció sufrir una considerable derrota. Pero… De entrada, la NRA donó 74 mil dólares a las campañas de 25 aspirantes demócratas y 583 mil 646 dólares a las de 236 republicanos. De acuerdo con The Washington Post, 80 por ciento de ellos ganó su elección. En total, nueve senadores y 213 representantes (diputados). Su impacto es asegurado en gran medida por la emoción con que los miembros de la NRA apoyan a su organización y su tema, lo que de hecho se traduce en votos emitidos única y exclusivamente a partir de la opinión de un candidato respecto al tema de las armas. Hay organizaciones más grandes, más ricas, pero con una gran variedad de intereses y por tanto sus votantes están menos enfocados. En el caso de la NRA no hay eso, y tampoco timidez alguna en ejercer su influencia. De hecho, tiene un seguimiento cuidadoso de lo que hace cada legislador, a nivel local y federal y tiene la reputación de no negociar. La NRA puede lo mismo concentrar sus esfuerzos legislativos en evitar que el gobierno financie estudios de salud pública sobre la posesión de armas que en limitar tanto los poderes de la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego que está literalmente castrada e impedida hasta de divulgar su base de datos sobre poseedores de armas o hacer más de una inspección al año por armería. Más aún, aunque la ATF es la agencia policial más antigua de Estados Unidos, su tamaño no excede al del Departamento de Policía de la ciudad de Phoenix y cuando las instituciones de seguridad interna estadunidense, comenzando por el Departamento de Seguridad Nacional, crecen en tamaño y presupuesto, la ATF sigue igual o peor que hace 20 años y para hacer mayor la evidencia de que está bajo la “bota” de la NRA, encabezada desde hace seis años por un director interino. En cambio, las leyes favorables al comercio y posesión de armas parecen proliferar a pesar de que el sentimiento público parece opuesto. Por ahora, y por mucho tiempo, no parece que haya ninguna organización capaz de una hazaña similar.   http://www.excelsior.com.mx/global/2013/05/13/898798#.UZDdHBKE0Bo.twitter]]>

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