El gobierno de Sudán condenó de inmediato los ataques, asegurando que fueron realizados con drones por las Fuerzas de Apoyo Rápido. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en estas agresiones se utilizaron armas pesadas, lo que derivó en un saldo total de 114 personas fallecidas, entre ellas 63 niños, además de 35 heridos.
Los hechos ocurrieron el 4 de diciembre, cuando una guardería en el estado de Kordofán del Sur fue atacada en varias ocasiones. El jefe de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, explicó que la situación empeoró cuando paramédicos y socorristas también fueron agredidos mientras intentaban llevar a los heridos a un hospital cercano.
Un portavoz de la OMS detalló que la cifra de víctimas incluye a quienes murieron en la guardería, a los que fallecieron durante el traslado y a los lesionados en el ataque al hospital rural que recibió a los primeros heridos. La mayoría de los niños perdió la vida en el primer bombardeo, mientras que padres, cuidadores y personal médico se encuentran entre las víctimas posteriores.
Este tipo de agresiones se ha vuelto frecuente desde que estalló la guerra civil en Sudán hace más de dos años y medio. Las instalaciones médicas, especialmente las que se encuentran cerca de las zonas de conflicto, han sido atacadas en repetidas ocasiones. En octubre ya había ocurrido una masacre en la ciudad de al-Fashir, según reportes previos.
Hasta el momento, las Fuerzas de Apoyo Rápido no han respondido a las acusaciones. En otras ocasiones han negado atacar a civiles o instalaciones médicas. Mientras tanto, los sobrevivientes fueron trasladados a otro hospital, donde continúan los llamados urgentes para recibir donaciones de sangre y asistencia médica.
