Te quiero, te quiero y no hago otra cosa que pensaaaaaar en ti (suspiro). Si cada que escuchas una canción cursi piensas en esa persona que te hace ver el mundo color de rosa, seguramente esta información te va a interesar.
¿Qué es lo que pasa en nuestro cerebro cuando nos enamoramos? Vámonos por partes.
No eres tú, son mis neurotransmisores
¿Cómo es que comienza un enamoramiento? Muchos podríamos responder que todo empieza con un flechazo o con amor a primera vista. La realidad, de acuerdo con los expertos en neurobiología, es que la atracción empieza por la nariz.
Y no estamos hablando de si la persona trae un perfume chido o no, sino de instinto reproductivo.
“Es mentira que el amor comienza con la mirada. El amor entra por la nariz, toca el cerebro y enciende una serie de sustancias y hormonas que alborotan los sentidos, trastornan la mente, prolongan la unión entre la pareja o provocan el final de la aventura amorosa“, explica Gilda Flores, doctora en Ciencias con especialidad en bioquímica y docente de bioquímica y genética en la FES Cuautitlán de la UNAM.
Resulta que el enamoramiento es un proceso químico que se desencadena en el instante en que un pequeño órgano localizado en la nariz detecta las feromonas de otra persona. Las feromonas son sustancias químicas que secretan los seres vivos y que provocan comportamientos específicos en otros individuos de la misma especie. Digamos que son mensajes químicos
Ahora, cuando nos enamoramos de una persona, nuestro cuerpo comienza a segregar compuestos químicos en cantidades industriales. Y estos compuestos, llamados neurotransmisores, nos mantienen flotando en las nubes.
- Dopamina: Este neurotransmisor, conocido como la droga del amor, nos hace sentir placer y euforia al estar con una persona. Incluso podríamos hablar de un efecto similar a las drogas, es adictiva y nos genera la necesidad de estar con esa persona. Por eso cuando se suprime la relación con la persona, en la etapa de enamoramiento, se siente como un periodo de abstinencia.
- Norepinefrina: es una sustancia química, derivada de la dopamina, que puede actuar como neurotransmisor y como hormona. Esta hormona nos da un shot de adrenalina que hace que nos lata el corazón más rápido, que nos suden las manos, que suba la presión arterial, etc. Dejamos de pensar con claridad, disminuye las sensaciones de hambre y sueño, nos da euforia y cuando menos nos damos cuenta, ya estamos enamorados.
- Cuando ya estamos dentro del enamoramiento aparece la feniletilamina, un compuesto orgánico que actúa como estimulante del sistema nervioso central. Esta sustancia activa la secreción de dopamina y ayuda con la producción de oxitocina, lo que trae deseo sexual.
“El chocolate es famoso por sus altos niveles de esta sustancia. Por eso es tan típico darse un atracón de chocolate después de una ruptura“, se lee en el artículo “La Química del amor”
- Oxitocina: Es conocida como la sustancia química del abrazo. Nos ayuda a forjar lazos más duraderos con la pareja y se libera con el contacto físico, sobre todo durante el orgasmo.
- Serotonina, un shot para ser felices. La serotonina es un neurotransmisor y se le conoce como la sustancia de la felicidad. Estar con esa persona nos hace segregar serotonina y nos pone felices.
Y claro que hay algunas otras sustancias que se producen durante el enamoramiento y las siguientes fases, pero estas son las principales.
“La fórmula química de Cupido”
Hace algún tiempo la profesora Gilda Flores Rosales, de la UNAM, publicó un artículo llamado la Fórmula Química de Cupido. En él describe el conjunto de eventos que sucede cuando nos enamoramos: tres fases comunes en el amor y la amistad, y una exclusiva para el enamoramiento o amor erótico.
El primer paso es la primera impresión. Mucho se ha dicho que el amor entra por los ojos, pero en realidad podemos afirmar que cuando encontramos a una persona que nos llama la atención, usamos de todos nuestros sentidos para percibirlo. Como lo mencionamos anteriormente, principalmente del olfato gracias a las feromonas.
“Cuando se tiene al blanco en la mira y se produce el contacto visual, una descarga eléctrica pone al cerebro en un estado especial que despierta un conjunto de células en el sistema límbico, que secretan a su vez una sustancia conocida como feniletalamina“, se lee en el artículo.
Ahora viene la atracción, que es también la primera fase neuroquímica. La experta explica que en esta fase la feniletilamina se riega por todo el cerebro y comienza el caos llamado amor.
Lo primero que entramos en un estado de semi-inconsciencia en el que se suspenden todas las acciones cerebrales. Por ejemplo, la vista que generalmente es periférica se vuelve central y se enfoca en la persona causante del causa, además de que se altera la coordinación de ideas y de movimiento. Pero no crean que esto dura días, hablamos de solo unos cuantos segundos. El famosísimo flechazo.
Para poder tomar las riendas de nuevo, el cerebro secreta dopamina o neropinefrina, neurotransmisores que estimulan el hipotálamo.
Y ahí el cerebro comienza a enviar el memo a todo el cuerpo: “nos gusta alguien”. El hipotálamo se comunica con la hipófisis, que manda el mensaje a la tiroides, que pasa el recado al páncreas y las glándulas suprarrenales. Después, en el caso de las mujeres, el comunicado se va a los ovarios y a los testículos, en los hombres.
Cuando ya todo el cuerpo está alerta hay una reacción bastante particular: aumenta la presión arterial, aumenta la temperatura ligeramente, sentimos escalofríos, sudoración principalmente en la cara y manos, aumento de frecuencia respiratoria y suspiros.
Después de eso viene un aumento de glucosa en la sangre, dilatación de las pupilas, contracción del estómago e intestino… las mariposas en el estómago. Acá ya tenemos una fiesta química en el cuerpo.
Y luego de esto viene el afecto o enamoramiento, la segunda fase neuroquímica.
El cerebro tiene que controlar este caos y nivelar las sustancias, por lo que activa los calmantes naturales: endorfinas y encefalinas. Estas dos sustancias son una auténtica droga y se esparcen en el cuerpo para producir tranquilidad, calma, gozo y alegría. Esto es lo adictivo.
Para controlar las variaciones de temperatura y el azúcar, el páncreas secreta insulina. Pero, cuado bajan los niveles de glucosa entonces la serotonina nos provoca la necesidad de algo dulce.
Después se produce oxitocina que nos genera la urgencia de contacto directo con la persona amada. Cuando es amistad, acá se cierra el ciclo y nos ayuda con relaciones duraderas. Pero para el enamoramiento acá comienza todo y llegan los besos.
Y ahora llegamos a la fase de la pasión, cuando ya hablamos de enamoramiento o amor erótico.
Ahora las glándulas suprarrenales aumentarán la producción de testosterona tanto en hombres como en mujeres.
Para los hombres la cantidad de testosterona aumenta mucho y se suma a la que ya se produce en los testículos, lo que ocasiona la “valentía territorial” que servirá contra posibles contrincantes. En las mujeres este aumento ligero en la testosterona provoca una “especie de ceguera en el juicio y toma de decisiones”. El objetivo, instintivamente hablando, es tener relaciones sexuales para asegurar la reproducción.
Y luego… ¿felices para siempre?
Acá va algo muy interesante.
Resulta que hay algunos animales, como los cisnes, que secretan una hormona llamada vasopresina. Esta es la responsable de que después del primer encuentro sexual la pareja permanezca junta en cada ciclo de apareamiento.
Y aunque los humanos secretamos esta hormona también, explica la experta de la UNAM, no lo hacemos en cantidad suficiente y de manera constante, “lo cual deja abierta la puerta para buscar otra u otras parejas”.
Resulta que las civilizaciones monogámicas se basan en relaciones intelectuales, no bioquímicas. La atracción bioquímica de la primera fase neuroquímica del amor, puede durar de 2 a 3 años. La siguiente fase puede extenderse hasta 7 años y luego de eso la relación se vuelve fundamentalmente racional.
Sopitas