El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, advirtió ayer que tomará “todas las medidas necesarias” para proteger a su país de las amenazas nucleares de Corea del Norte, al tiempo que Surcorea llamó a la vecina nación a regresar a la mesa de negociaciones para resolver la suspensión de actividades en el complejo industrial binacional de Kaesong.
Ante el comité de Inteligencia de la Cámara Baja, el director nacional de inteligencia de EU, James Clapper, consideró “la retórica beligerante” que está empleando el líder norcoreano Kim Jong-un busca “consolidar” su poder y sobre todo demostrar que tiene un “control firme” sobre Corea del Norte. Según explicó, Kim, quien llegó al poder tras la muerte de su padre Kim Jong-il en diciembre de 2011, quiere demostrar que su país puede competir como potencia nuclear. “Eso le da derecho a la negociación y, probablemente, a (recibir) ayudas”, afirmó.
Añadió que el régimen no ha completado los misiles con los que supuestamente atacarían, aunque un informe de la Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA) dijo que Pyongyang tendría cabezas nucleares que podrían ser lanzadas por misiles balísticos. Luego el Pentágono precisó que no cree que Norcorea haya desarrollado capacidad para montar y lanzar un misil nuclear.
Obama instó al régimen comunista a “poner fin a las amenazas”. “Nadie quiere ver un conflicto en la península coreana”, dijo, tras reunirse con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. Norcorea, en tanto, efectuó movimientos que parecen ser preparativos para el lanzamiento de un misil. El ministro surcoreano de Unificación, Ryoo Kihl-jae, insistió en llamar al diálogo que, dijo, debe prevalecer también para que todo vuelva a la normalidad en Kaesong.
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