Cristofer García
Flavio Silva pasó 6 años trabajando como en de aseo en la mañana para luego irse a estudiar en la tarde. Casi no pudo descasar en todo ese tiempo, pero valió la pena. “Si tienes tu sueño, no te rindas. Puedes estar en cualquier profesión, pero ve a por ella”, dijo.
En la vida siempre existirán oportunidad para logras los sueños, solo que algunos las tendrán más fáciles que otros. Están también quienes deben buscarse su propias oportunidades, con mucho esfuerzo y dedicación, hasta lograr sus objetivos.
Ese es el caso de Flavio Silva, un hombre de 39 años que trabaja como barrendero en municipalidad de Tibau do Sul, en Río Grande, Brasil. Sin embargo, durante su periodo en este trabajo estuvo viajando constantemente a la ciudad de Natal, a 78 kilómetros, para estudiar Derecho en paralelo.
Fue así como el padre de dos niños logró pasar 6 años trabajando y estudiando, para convertirse en le abogado que es hoy en día. Algo fundamental en su proceso es que no se dio por vencido, a pesar de las enormes dificultades, con muchos pequeños trabajos antes de alcanzar su meta.
“Me convertí en asistente administrativo en el Detran, pasé a la Guardia Municipal de Tangará y pasé al barrendero de Tibau do Sul. Ahí me hice cargo, sabiendo que venían dos autobuses escolares para Natal. Y lo que necesitaba era esto, era el autobús para venir a la universidad”, comentó, en conversación con G1.
Para ello debía levantarse diariamente a las 5 de la mañana y empezar su jornada como barrendero a las 6:00 am. Después de 6 horas de trabajo en la intemperie, bajo sol o lluvia, para luego irse a la universidad, en un viaje de casi 2 horas. Era poco lo que podía descansar.
“El primer día fue una prueba, porque asistí a las primeras clases y cuando llegó el receso no entendía nada y me entró la desesperación. Fue entonces cuando me junté junto a unos compañeros y me decían lo mismo, que no entendía. Entonces me sentí tranquilo, pero buscando una estrategia de cómo aprender”, recordó de aquellos primeros días.
“Hubo un colega que me sugirió hacer un grupo de estudio. Entonces acepté enseguida“, agregó.
Aunque era duro, para Flavio nunca estuvo la posibilidad de tirar la toalla. Él sabía que para nada sería un camino sencillo, pero también tenía en mente que era una gran oportunidad para superarse y ofrecerle a su familia un mejor futuro. “Esa palabra no existe en mi diccionario: rendirse“, afirmó.
Por ello, cuando finalmente fue aceptado en el Colegio de Abogados de Brasil no aguantó la emoción. “Cuando vi el resultado, que había aprobado el examen de la abogacía, lloré durante cuarenta minutos. Recordé todo el sacrificio que pasé”, expresó.
“Si tienes tu sueño, no te rindas. Puedes estar en cualquier profesión, pero ve a por ella. Tenemos que buscar una solución pero nunca rendirnos“, añadió.
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