El papa emérito Benedicto XVI pidió perdón por la violencia sexual contra niños cometida por el clero, pero negó haber encubierto a sacerdotes que cometían estos abusos.
En una carta hecha pública por el Vaticano, tres semanas después de la publicación de un informe independiente en Alemania donde se acusaba a Benedicto XVI de inacción frente a abusos cometidos en el arzobispado de Múnich, el papa emérito aseguró que nunca encubrió estas agresiones cuando tenía “importantes responsabilidades en la Iglesia Católica”.
“Solo puedo expresar a todas las víctimas de abusos sexuales mi profunda vergüenza, mi gran dolor y mi sincera petición de perdón“, dijo el papa emérito.
“En todos mis encuentros con víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes (…) he percibido en sus ojos las consecuencias de una grandísima culpa y he aprendido a entender que nosotros mismos caemos dentro de esta grandísima culpa cuando la descuidamos o cuando no la afrontamos con la necesaria decisión y responsabilidad, como ha sucedido y sucede demasiadas veces”, aseguró en su carta.
“Consternado”
El cardenal Joseph Ratzinger fue arzobispo de Múnich de 1977 a 1982, y papa de 2005 a 2013.
“Mayor es mi dolor por los abusos y errores que se han producido durante el tiempo de mi misión en los respectivos lugares”, agrega el papa emérito, diciéndose “consternado”.
El informe publicado en Alemania sobre los abusos sexuales contra menores en el arzobispado de Múnich y Freising reprochaba al entonces cardenal Ratzinger, que estaba informado de las agresiones cometidas por un sacerdote, Peter Hullermann.
En un documento también hecho público por el Vaticano el martes, consejeros del papa emérito rechazan estas acusaciones expresadas en el informe alemán, que han analizado al detalle. Benedicto XVI les agradece su ayuda para redactar la respuesta al bufete de abogados de Múnich y para analizar las miles de páginas del informe.
“Cuando fue arzobispo, el cardenal Ratzinger no estuvo implicado en intentos de disimular abusos” ni tampoco estaba “informado de agresiones cometidas o presuntamente cometidas por sacerdotes” dicen sus consejeros, estimando que el informe alemán tiene elementos “inexactos”.
A finales de enero, el papa emérito rectificó sus declaraciones a los autores del informe, reconociendo que sí participó en una reunión crucial en 1980 sobre los presuntos abusos cometidos por Peter Hullermann.
“Este error, que lamentablemente se produjo, no fue intencionado y espero que sea disculpado”, dice el papa emérito. “Me afectó profundamente que el descuido se utilizara para dudar de mi veracidad, y presentarme incluso como mentiroso”, agrega, en su carta.
En la misiva, el papa emérito también agradece a su sucesor, Francisco, por “la confianza, el apoyo y las oraciones que me ha manifestado personalmente”.
Benedicto XVI concluye la carta refiriéndose a su propia muerte.
“Muy pronto me presentaré ante al juez definitivo de mi vida. Aunque pueda tener muchos motivos de temor y miedo cuando miro hacia atrás en mi larga vida, me siento sin embargo feliz“, asegura el papa emérito, que vive retirado en un monasterio en el Vaticano y cuyo estado de salud es muy delicado.
“Las palabras de esta carta son las de un anciano impotente, que siente que se acerca su encuentro con Dios” e “invita a toda la Iglesia a sentir como suya, la herida abierta de los abusos”, dice Andrea Tornielli, editorialista del medio oficial Vatican News.
“Benedicto XVI nunca quiso disimular el mal en la Iglesia”, reaccionó también su exportavoz Federico Lombardi, que interpreta esta carta como el “resultado de un tiempo profundo y doloroso y de un sincero examen de conciencia”.
El informe alemán citó a 497 víctimas de abusos en Alemania entre 1945 y 2019, sobre todo jóvenes muchachos y adolescentes, y a unos 235 presuntos culpables, sobre todo sacerdotes. Tras su publicación, el Vaticano expresó su “sentimiento de vergüenza y sus remordimientos”.
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