A pesar de ser francés, Gilles Debunne tiene problemas a la hora de decidir cuántos besos tiene que dar en su propio país.
Este informático de 40 años originario de Toulouse dice que cuando conoce a alguien de otra parte del país se encuentra siempre con ese “momento incómodo en donde no sabes muy bien si tienes que parar… porque si sigues a la siguiente mejilla… ¿qué pasará?”.
Esto es porque el número de besos que se da en cada mejilla varía tremendamente en Francia, desde tan solo uno en algunas partes de Bretaña a cuatro en el valle del Loira.
Para aclararse con este tema el informático ideó un método para evitar situaciones incómodas: un mapa interactivo de cómo besarse en Francia.
El mapa de Debunne está dividido en departamentos y se actualiza constantemente a medida que la gente vota cuántos besos (uno, dos, tres, cuatro e incluso cinco) son la norma en cada región.
El problema del beso
En países como Estados Unidos, Inglaterra y Alemania el saludo normal consiste en un apretón de manos.
Así que cuando el estadounidense Stephen Rinaldi, de 25 años, llegó a Italia para trabajar en la región de Abruzzo, no veía claro el tema de los besos en la mejilla.
¿Y en América Latina?
En buena parte de América Latina se acepta un beso en la mejilla como una forma de saludo.
En algunos países -como Venezuela- es bastante común incluso con personas poco conocidas.
En la mayoría se acepta entre hombres y mujeres, o solo entre mujeres, pero hay algunos en los que los hombres también se saludan de esa manera, como en Argentina.
Cuando conoció a la mujer encargada de la residencia en la que se hospedaba fue directamente a besarle la mejilla.
Tras este rotundo éxito quiso repetir la fórmula con su marido, pero este “inmediatamente le dio la mano, y el saludo se convirtió en una especie de extraño abrazo”, recuerda Rinaldi.
Aun así el episodio le sirvió para aprender que a menos que conociera muy bien al hombre que tenía delante, lo mejor era decidirse por el apretón de manos.
Darse de la mano
Un país en el que está absolutamente prohibido el beso entre sexos opuestos es en los Emiratos Árabes Unidos.
Pero no es raro ver a dos hombres darse de la mano o besarse en la mejilla.
“Besarse en la mejilla es común entre árabes del mismo género, pero mostrar intimidad con el sexo opuesto en público no está bien visto y es incluso una ofensa que se castiga en algunos lugares”, dice Kashif A, que trabaja como consultor y tiene un blog donde habla sobre diferencias culturales .
Si dos personas del mismo género van de la mano se los considera “buenos amigos”, afirma.
Y eso es exactamente lo que descubrió el expresidente George W. Bush cuando conoció al príncipe de Arabia Saudita en 2005.
Las fotos de los dos mandatarios de la mano dieron la vuelta al mundo, provocando un debate sobre darse de la mano y estrechar lazos en el mundo árabe.
¿Cuánto te puedes inclinar?
En algunos países los extranjeros no tienen que preocuparse ni de los besos ni de darse de la mano.
En China, por ejemplo, es normal saludarse con un apretón de manos y la pregunta: ¿has comido hoy?.
Esto no es tanto una invitación para comer como una manera de preguntar cómo estás.
En algunos países, como Japón, hay aprender el significado y la forma correcta de hacer una reverencia.
“Me convertí en una especialista en el tema de la reverencia cuando tuve que viajar por zonas rurales en Japón”, afirma la profesora de inglés Siobhan Sullivan, de San Francisco.
“Pero no fue algo que eligiese conscientemente. De hecho, fue un profesor de una escuela el que, después de sentirse incómodo con una de mis reverencias, me llamó aparte para explicarme la manera adecuada de hacerlo”, recuerda.
El problema estaba en los ojos. La profesora mantenía el contacto visual a medida que hacía la reverencia, pero el profesor sintió que esto era una falta de respeto.
Sullivan aprendió a desviar la mirada, poner los brazos firmes en la cintura y bajarla hasta un nivel más bajo de la de su superior.
Sigue al líder
Viajar a nuevos países por trabajo o placer puede parecer un examen en etiqueta, pero hay ciertas reglas que uno puede seguir para intentar que el saludo sea una experiencia sin complicaciones.
“Siempre deja que la otra personas empiece, y luego sigue tú”, dice Ann Marie Sabath, autora de un libro sobre etiqueta.
Sabath asegura que en caso de dudas es mejor pecar de tímido que de lo contrario, “pero no hay que sorprenderse si el saludo cambia después del primer contacto”.
Después de todo, nunca se puede saber si un apretón de manos acabará en un beso, una reverencia o un paseo por la calle, dados de la mano.
Fuente: BBC.