Casa del Migrante en SLP aún sin recibir deportados; Arzobispo pide solidaridad

LOCALES, SAN LUIS

La Casa de la Caridad Hogar del Migrante en San Luis Potosí permanece preparada para recibir a quienes necesiten refugio, aunque hasta el momento no ha registrado la llegada de personas deportadas, informó el arzobispo Jorge Alberto Cavazos Arizpe. Actualmente, el albergue tiene a 90 personas alojadas, una cifra baja que podría deberse a que algunos migrantes han optado por regresar a sus lugares de origen ante las nuevas restricciones para ingresar a Estados Unidos.

La Iglesia, atenta al fenómeno migratorio

El arzobispo recordó que, tras las recientes deportaciones en Estados Unidos, donde más de 700 migrantes han sido enviados de vuelta en la primera semana del nuevo gobierno, la Iglesia en México se mantiene vigilante del tema. Además, destacó que la Conferencia del Episcopado Mexicano emitió un listado de centros de apoyo para migrantes, entre ellos la Casa del Migrante en San Luis Potosí.

Cavazos Arizpe subrayó la importancia de comprender las razones detrás de la migración: carencias económicas, falta de acceso a servicios de salud o inseguridad. Hizo un llamado a la sociedad a ser empática y brindar apoyo: “Es fundamental ponernos en sus zapatos y ayudarles de cualquier forma posible”, expresó.

Reflexión sobre seguridad y valores

En otro tema, el arzobispo lamentó el reciente asalto sufrido por un equipo de fútbol infantil y aunque los menores fueron encontrados ilesos, reiteró la necesidad de fortalecer la prevención para evitar este tipo de incidentes. Reconoció que, a pesar de los esfuerzos de las autoridades, los problemas de seguridad en el país persisten y enfatizó la importancia de promover una cultura de paz desde el hogar. “La formación de valores desde la familia es clave para crear ciudadanos de bien”, comentó.

Devoción y esperanza para México

En el marco de la Caravana Nacional de la Fe rumbo a San Juan de los Lagos, Cavazos Arizpe celebró el compromiso de los fieles y los animó a orar por las familias, el país y los migrantes. “La devoción verdadera transforma corazones, cambia formas de pensar y crea mejores ciudadanos”, afirmó, destacando el impacto social de estos actos de fe.

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