La inseguridad que se vive actualmente en el país se agudizó de manera notoria desde finales del año 2006, en el que comenzaron a generalizarse expresiones inéditas de violencia y presencia abierta de la criminalidad organizada y armada, con el saldo de miles de muertos y desaparecidos que han cimbrado la conciencia nacional, así como generado una descomposición de la dinámica social y familiar cada vez más grave que se ha extendido a los 4 puntos cardinales de la geografía nacional, lo cual contrasta con la dinámica que se vivía en años anteriores, en los que la violencia delictiva estaba acotada a regiones con presencia endémica de grupos criminales, como lo eran los estados de Sinaloa, Chihuahua, Tamaulipas y Baja California.
Las razones de origen del crecimiento en México de las organizaciones delictivas, así como de la forma en que sus actividades ilícitas permean gran parte de las actividades sociales y productivas a nivel nacional, son de carácter multifactorial y de alcance mundial. Entre algunas de ellas podemos mencionar:
- Los efectos colaterales indeseables del fenómeno globalizador
- El endurecimiento de los controles fronterizos y migratorios de los Estados Unidos
- Una carencia histórica de cultura de la legalidad
- La migración
- Las crisis económicas recurrentes
- La discriminación
- Los odios raciales, étnicos, de género, religiosos, etc.
- El incremento de los niveles de pobreza
- El desempleo
- La desintegración familiar
- La violencia doméstica
- La creciente deserción escolar
- El crecimiento demográfico
- El crecimiento desordenado de los núcleos urbanos
- La falta de oportunidades de desarrollo y recreación
- La exclusión social de los más desprotegidos
- El bajo nivel de calidad de la educación
- La creciente pérdida en la práctica de los valores morales que generan cohesión social y familiar
Como podemos apreciar, estos indicadores crimonogenésicos son de índole muy diversa, algunos de carácter y origen global o internacional, otros muy locales e inclusive micro generados a nivel de la célula básica familiar, pero todos ellos han traído como resultado un incremento palpable y medible del índice delictivo registrado de carácter objetivo, así como de un empeoramiento paulatino de la percepción ciudadana de inseguridad, lo cual se ha traducido en un sentimiento generalizado de miedo e inquietud, lo cual, de manera indirecta, trae importantes afectaciones en las actividades e indicadores de productividad, con el consiguiente freno al progreso económico, social, político y educativo del país, así como una creciente asignación de recursos públicos al rubro de Seguridad, que en otras condiciones podría destinarse a rubros tales como salud, educación, infraestructura, ciencia, tecnología o deporte.
Dentro de este contexto, es importante en próximas entregas revisar algunas cifras estadísticas que retratan, en su justa dimensión, esta realidad nacional, comparada con la de otras naciones del orbe y de la región, tanto en materia del índice delictivo objetivo, como en el de la percepción del entorno.
Muchas gracias¡
Juan Felipe Sánchez Rocha
Twitter: @JFSR_SLP
