La Galería de la Memoria y la Recuperación de la Paz dedica sus cuatro primeros niveles a exhibir fotografías de cadáveres desfigurados, extremidades mutiladas y portadas de periódicos de nota roja.
Con el objetivo de que la población de Chihuahua mantenga vivo el recuerdo del “horror de la violencia” causada por el crimen organizado entre los años 2000 y 2010, el gobierno de esta entidad inauguró –a principios de mayo– su Galería de la Memoria y la Recuperación de la Paz, un inmueble que dedica sus cuatro primeros niveles a exhibir fotografías de cadáveres desfigurados, extremidades mutiladas y portadas de periódicos de nota roja; y que se reserva su último nivel para mostrar fotos de niños jugando entre palomas, en referencia a la paz que, desde la óptica oficial, ha logrado el actual gobernador del estado, César Duarte.
Tal como reconocieron las autoridades estatales durante su apertura, esta Galería es un memorial “polémico”, ya que su prioridad no fue visibilizar y rendir un explícito tributo a las víctimas de la violencia (como suele hacerse en este tipo de recintos, inscribiendo los nombres de todas las personas a quienes se rinde homenaje), sino únicamente mantener fresco el recuerdo de la violencia mientras que, de forma paralela, se alienta en el visitante la idea de que la paz en el estado ha sido “recuperada”, tras cuatro años de gestión del gobernador César Duarte.
Tal como informó a la prensa estatal Marcelo González, secretario de Educación del estado,esta exposición de fotos de sicarios abatidos y cuerpos desmembrados pretende ser “un instrumento importante para que en el colectivo de la memoria de los chihuahuenses (sic) viva un recuerdo de los que sacrificaron su vida por darnos la tranquilidad que hemos venido construyendo en estos cuatro años y medio” (es decir, durante la administración de César Duarte), y “sobre todo, para que en el colectivo social quede presente lo que se ha hecho en materia de seguridad”.
Proselitismo con sangre
Aún cuando, por ley, todo acto de promoción gubernamental debió ser suspendido desde el pasado 5 de abril –para no influir en la jornada electoral que concluirá con las votaciones del próximo 7 de junio–, la Galería de la Memoria y la Recuperación de la Paz fue inaugurada por el gobernador César Duarte el pasado 1 de mayo, es decir, 25 días después de que cobrara vigencia la veda electoral.
Dicha prohibición tampoco impidió a Duarte asegurar que,durante su administración, “cada vez hay menos homicidios,cada vez se limita más el secuestro, el asalto, y lo que le duele a la población va desapareciendo en la entidad”, realidad que pretende retratarse en el último nivel de la exposición, mediante fotos de niños sonrientes, jugando entre palomas, en medio de plazas públicas, acompañadas con frases de personajes célebres, como Gandhi o Juan Pablo II.
De hecho, tal como denunció la profesora Linda Flores, catedrática de la carrera de comunicación e integrante de la agrupación ciudadana Chihuahua Sin Temor, esta idea de la paz reconquistada en el estado, “y que es absolutamente falsa”, quedó plasmada desde la primer imagen con la que abría la exposición, y que era “una gráfica que esquematizaba, cronológicamente, la espiral de la violencia vivida en el estado a partir del año 2000, y que concluía en el año 2015, con la leyenda ‘Desaparece el Cártel de Juárez’, eso decía, literalmente…”
Así, abundó la catedrática y activista, “aún cuando todos los días hay enfrentamientos con células del crimen organizado, aún cuando en Urique, en la sierra de Chihuahua, hay actualmente una guerra abierta por el control del territorio, lo primero que afirmaba el gobierno estatal en esta exposición era que el Cártel de Juárez ya fue aniquilado, algo tan ridículo e insostenible que, un día después de la inauguración, dicha gráfica fue retirada. Lo que no retiraron fueron las notas en la prensa local en las que esto se anunciaba como un gran logro del gobierno estatal.”
–En tu calidad de catedrática en ciencias de la comunicación, ¿cuál crees que es el mensaje que se da con esta exposición? –se pregunta a Linda Flores.
–Yo creo que el mensaje que pretender dar las autoridades es totalmente mentiroso: se presenta esto como un memorial de algo que ocurrió en el pasado, de algo que ya pasó y que, como ellos mismos dicen, ‘nunca debe volver a pasar’. Pero esa de las fotos no es una realidad del pasado, eso está pasando ahorita mismo, en el presente, no ha dejado de pasar, ese horror no ha concluido, como quieren hacer creer las autoridades. Y esta simulación es muy negativa, no sólo porque no va a restaurar en ningún modo el tejido social, ni nos hace evocar la paz, ni verlo como un proceso histórico concluido, no, esta simulación es muy grave porque nos está haciendo insensibles a lo que está pasando ahorita, es grave porque su objetivo es hacernos creer que toda esa violencia ya no ocurre, gracias al gobernador… pero que puede volver a ocurrir.
Mirador ciego
Montada en lo que era el antiguo mirador de la ciudad de Chihuahua –una torre de cinco niveles en el centro de la capital estatal, que permanecía abandonada desde hace algunos años–, la Galería de la Memoria y la Recuperación de la Paz “ocupa un inmueble bonito, histórico, al que le pusieron un pequeño jardincito, y que tiene espacios para que la gente se siente, además de que el acceso es abierto”, explica la profesora Flores.
Sin embargo, aclara, no es un espacio incluyente, “no es un espacio para la gente… ¿cómo va a llevar la gente a sus hijos, para que se sienten frente a fotos de cabezas cercenadas?¿Cómo van a ingresar a ese lugar las familias de personas ejecutadas, secuestradas, torturadas por el crimen organizado? Yo estoy segura que el gobierno del estado nunca se detuvo a pensar eso: ¿cómo podría entrar ahí, y sentirse dentro de un espacio de paz, la madre de un desaparecido? ¿Qué sentiría esa madre, que no sabe si su hijo está siendo torturado en ese mismo momento, al ver esas fotografías?
–Entonces, ¿ese no fue un espacio pensado para las víctimas? –se insiste.
–Definitivamente no –responde–, no fue pensado para hacer visibles a las víctimas de esta violencia, y ni siquiera dejaron una pared para que alguien pudiera ir e inscribir el nombre de sus seres queridos… Ese solo hecho representa una gran crueldad, una gran perversidad, y una infamia: ninguna víctima de esta violencia podría evocar, aquí, la paz o la reconciliación… y aún así, el secretario de Educación tuvo la osadía de describir estas imágenes como “obra expuesta”, como si pudiera asignársele algún valor artístico a todo esto, que son fotos de atentados con explosivos, ejecuciones y tortura, ¿cómo se le da el valor de arte a la pierna arrancada a una víctima, a un cuerpo mutilado? ¿Dónde está el valor artístico? Por el contrario, todos esos crímenes que retratan esas imágenes permanecen impunes, pero eso, obviamente, es un dato que no se incluye en la exposición.
Fuente: Animal Político.