Un ciudadano estadounidense de 78 años fue condenado este lunes 15 de mayo en China a cadena perpetua por cargos de espionaje, en un caso que refleja el deterioro de las relaciones entre Beijing y Washington en los últimos años.
Los detalles de los cargos contra John Shing-Wan Leung, que tiene residencia permanente en Hong Kong, no se han hecho públicos.
Leung fue detenido el 15 de abril de 2021 por la oficina local de la agencia china de contrainteligencia en la ciudad suroriental de Suzhou, según una nota de prensa publicada por la corte intermedia de la ciudad en redes sociales. Fue detenido cuando China había cerrado sus fronteras e impuesto estrictas restricciones a los viajes internos y controles sociales para combatir los contagios de COVID-19.
Las investigaciones y juicios de esa clase se celebran a puerta cerrada y apenas se publica más información que vagas acusaciones de infiltración, recopilación de secretos y amenazas a la seguridad del estado.
Las relaciones entre Washington y Beijing están en su peor momento en décadas, entre disputas sobre comercio, tecnología, derechos humanos y la creciente agresividad china en sus reclamaciones territoriales sobre la autogobernada Taiwán y el Mar de China Meridional. Las visitas gubernamentales de alto nivel están suspendidas y empresas estadounidenses demoran inversiones importantes ante unas señales contradictorias de Beijing.
La sentencia se conocía mientras el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, viajaba a Hiroshima, en Japón, para el Grupo de las Siete grandes naciones industrializadas tras una visita a Papúa Nueva Guinea, una nación en el Pacífico, una región donde China ha intentado incrementar su influencia económica militar y diplomática. Tras los avances de Beijing en ese campo, Estados Unidos y sus socios de Asia-Pacífico incrementaron su presencia en la región con inversiones y apoyo financiero que compitiera con los ofrecidos por China.
China, que ahora es la segunda economía más grande del mundo, está aumentando su presencia en puertos, ferrocarriles y otra infraestructura en Europa, el sureste de Asia y otros lugares.
Aunque la corte de Suzhou no aludió a una relación entre el caso y las relaciones bilaterales, las acusaciones de espionaje son muy selectivas y no se publican las pruebas que las respaldan. Eso es algo habitual en la mayoría de los países, que intentan asegurar sus conexiones personales, redes y acceso a información.
Sin embargo, el sistema político autoritario en China y el control absoluto del Partido Comunista, que gobierna el país, sobre cuestiones legales, la sociedad civil y la libertad de información impide conseguir más información, así como las apelaciones judiciales.
La embajada de Estados Unidos no hizo comentarios sobre la detención de Leung en un primer momento. El gobierno de Hong Kong, una excolonia británica que regresó al control chino en 1997, tampoco se pronunció sobre el caso.
El Financiero