Según Yang Mengfei, investigador principal de la Academia China de Tecnología Espacial y académico de la Academia China de Ciencias, el enfoque principal será buscar agua congelada, un recurso vital para la vida y la producción de oxígeno e hidrógeno, así como para el cultivo de plantas. Además, se planea extraer minerales metálicos y de silicio para su uso en la construcción de infraestructuras, paneles solares y otros fines.
Las impresoras 3D se utilizarán para convertir estos recursos en materiales útiles, lo que permitirá la construcción de bases lunares que puedan soportar operaciones a largo plazo y estancias humanas de corta duración. Estas bases podrían facilitar la investigación científica y la observación astronómica, además de servir como puntos de repostaje para naves espaciales en ruta hacia destinos más distantes dentro del sistema solar.
Yang también destacó la posibilidad de extraer helio-3 en la Luna, un combustible potencial para futuras plantas de energía de fusión nuclear, cuya abundancia en la Luna supera con creces la de la Tierra.
Para hacer realidad este ambicioso proyecto, los científicos e ingenieros chinos están trabajando en el diseño de un sistema de comunicaciones y telecomando para naves espaciales que viajen entre la Tierra y la Luna.
Según Yang, estas iniciativas podrían abrir la puerta a viajes regulares entre la Tierra y la Luna en un futuro cercano, convirtiendo a nuestro satélite natural en un nuevo continente para la humanidad. Sus declaraciones reflejan una visión optimista para los próximos 50 años, respaldada por el progreso tecnológico y científico alcanzado hasta ahora.