De pronto, un momento de inspiración. Comprendemos, vemos una conexión, una solución, una causa. ¿Pero qué sucede en el cerebro cuando surge una nueva idea? ¿Es la creatividad un proceso al azar o puede ser alimentada?
La ciencia cuenta ahora con nuevas herramientas que permiten literalmente “ver” qué sucede en el cerebro antes de la inspiración.
En un programa de la serie televisiva Horizon, la BBC habló con expertos que exploran los procesos neurológicos previos al momento “eureka”.
Y su trabajo sugiere cinco vías para aumentar la creatividad.
Hacer cosas en forma diferente
Si uno busca respuestas innovadoras para un problema, hacer algo tan simple como cambiar la rutina puede ayudar a encontrar la solución. Cambiar pan por cereal en el desayuno o intentar una nueva ruta para llegar trabajo son algunas opciones.
La psicóloga Simone Ritter, de la Universidad Radboud Nijmegen en Holanda, realizó experimentos de innovación con sus estudiantes. En uno de ellos, el estudiante se coloca un casco y lentes especiales que le permiten interactuar con un mundo virtual.
Pero esta nueva realidad no obedece a los principios de la física. Los objetos se elevan al caerse de una mesa y se ven cada más pequeños al acercarnos. Tras navegar algunos momentos por este mundo desconocido, los estudiantes logran mejores resultados en pruebas de creatividad.
La Dra Ritter también pide a los estudiantes, por ejemplo, que preparen un tradicional sándwich holandés, de pan con mantequilla y grajeas de chocolate, pero no en el orden usual.
Si uno busca respuestas innovadoras para un problema, hacer algo tan simple como cambiar la rutina puede ayudar a encontrar la solución. Cambiar pan por cereal en el desayuno o intentar una nueva ruta para llegar trabajo son algunas opciones.
La psicóloga Simone Ritter, de la Universidad Radboud Nijmegen en Holanda, realizó experimentos de innovación con sus estudiantes. En uno de ellos, el estudiante se coloca un casco y lentes especiales que le permiten interactuar con un mundo virtual.
Pero esta nueva realidad no obedece a los principios de la física. Los objetos se elevan al caerse de una mesa y se ven cada más pequeños al acercarnos. Tras navegar algunos momentos por este mundo desconocido, los estudiantes logran mejores resultados en pruebas de creatividad.
La Dra Ritter también pide a los estudiantes, por ejemplo, que preparen un tradicional sándwich holandés, de pan con mantequilla y grajeas de chocolate, pero no en el orden usual.
Roald Dahl, el prolífico autor de cuentos británico, no permitía casi visitas al cobertizo en su jardín donde creaba sus historias. Y el escritor estadounidense Jonathan Franzen escribió su novela “Las Correcciones“ (2001) usando tapones para los oídos y una venda en los ojos.
Los neurólogos creen que el momento de la inspiración ocurre en el hemisferio derecho del cerebro, en un área cercana a la parte frontal que se denomina giro temporal superior. Algunos estudios indican un aumento significativo de ondas gama desde esta zona cuando surge una idea.
Pero justo antes de que ello suceda se registra en la parte posterior del cerebro un incremento de ondas alfa, las ondas asociadas con el relajamiento, explica el profesor John Kounios, de la Universidad Drexel, en Filadelfia, Pensilvania (Estados Unidos).
El investigador explicó que captamos información permanentemente, pero las ondas alfa le permiten al cerebro tomarse una pequeña pausa, algo similar a lo que ocurre cuando cerramos momentánemente los ojos al pestañear.
Ese “pestañeo” en el tráfico de información permite que una conexión tenue salga a la superficie como una nueva idea. “Cuando le preguntamos a alguien una pregunta difícil, es común que miren a la distancia o bajen la mirada por un instante. Miran a cualquier lado pero no a nuestro rostro que los distrae”, señala Kounios.
Si nuestra atención se dirige “hacia adentro” es más probable que podamos resolver un problema en un destello de inspiración, según el científico.
Trabajar en tareas mundanas
Otra actividad que puede ayudar a la creatividad es trabajar momentáneamente en tareas que requieran concentración mínima.
El profesor Jonathan Schooler de la Universidad de California, Santa Barbara, planteó tests de creatividad a tres voluntarios. Luego de buscar soluciones, cada voluntario “descansó” con una tarea diferente: no hacer nada, hacer algo difícil, o cumplir una tarea rutinaria como ordenar cubos por colores, que no requiere demasiada concentración. La tercera opción es la que llevó a mejores resultados al reanudar posteriormente los tests de creatividad. Durante esa tarea rutinaria el inconsciente parece seguir un proceso de “recombinación” que lleva a nuevas soluciones.
“Si están atascados, tómense un descanso. Eso permite que los procesos inconscientes sigan activos. Pero no se queden simplemente allí sin hacer nada, salgan a caminar o tomen un ducha o dedíquense un momento a la jardinería”, aconseja Schooler.
Gregor Mendel, considerado el padre de la genética, pasó años contando y observando pacientemente los guisantes que cruzó para descifrar los principios de la transmisión hereditaria.
No tener miedo de improvisar o arriesgarse
El científico Charles Limb de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, Estados Unidos, asegura que todas las personas son creativas aún cuando a veces no se den cuenta de ello.
“Si la gente piensa en su comportamiento diario, verá que es en gran medida improvisado, ya que no planeamos segundo a segundo qué vamos a hacer”, señala el investigador.
Además de otorrinolaringólogo, Limb es un músico amante del jazz y ha venido utilizando esa pasión en sus investigaciones, pidiendo por ejemplo, a conocidos artistas que improvisen en un pequeño teclado mientras se encuentran en un tomógrafo para estudiar su cerebro.
Limb señala que los músicos de jazz, los dibujantes de historietas y los raperos, todos acostumbrados a improvisar, experimentan cambios en la corteza prefrontal del cerebro en momentos creativos.
“En estos músicos constatamos una especie de suspensión temporal en esa corteza prefrontal”, señala el investigador.
En estas profesiones es menos probable que las personas sientan que deben monitorear su comportamiento y por ello acaban tomando más riesgos.
Dejar que la mente divague
Charles Darwin estaba leyendo el ensayo de Thomas Maltus sobre el crecimiento de la población cuando cristalizó su teoría de la selección natural, según relatos.
Y Arquímedes, el científico griego a quien se atribuye el uso del término “eureka”, supuestamente lo usó cuando descubrió, mientras tomaba un baño, el principio para determinar el volumen de un objeto de forma irregular.
La inspiración para las notas de papel autoadhesivas Post It le llegó a Arthur Fry cuando buscaba una forma de marcar las páginas de su libro de himnos durante un servicio religioso. Fry se dio cuenta de que podía usar una sustancia adhesiva inventada por su colega Spencer Silver para crear notas autoadhesivas.
El Dr Rex Jung, de la Universidad de Nuevo México en Estados Unidos, ha observado que durante un proceso creativo se producen cambios en los lóbulos frontales. Cuanto menos actividad exista en esa zona, más probable es que surja una idea original.
Y Jung asegura que es posible desencadenar temporalmente ese estado cerebral meditando o saliendo a correr.
El investigador señala que lo importante es qué sucede con la materia blanca del cerebro, el intrincado sistema de fibras, parte del sistema nervioso central, formado por más de 150.000 kilómetros de conexiones.
Aunque el momento en que se prende la lamparita parece instantáneo, puede ser que la idea haya estado dando vueltas en nuestro inconsciente durante algún tiempo antes de que seamos conscientes de ella.
De acuerdo al trabajo del Dr Jung, los cerebros más inventivos están menos organizados, de forma que el tráfico neuronal desciende y eso crea la oportunidad para que se produzcan conexiones más inusuales.