El RADAR
Por Jesús Aguilar
México se encuentra en un momento crítico en el ámbito educativo, marcado por la creciente confrontación entre el gobierno federal y la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
Esta situación ha generado preocupación no solo en el sector educativo, sino en la sociedad en su conjunto, ya que las manifestaciones y paros han afectado la vida diaria de miles de estudiantes y sus familias.
La Ciudad de México colapsa, ya hubo cerco a Palacio Nacional, boicto a la Mañanera, portazo en el Aeropuerto, bloqueos en todas partes, mentadas de madre, destrozos, plantones y no pasa nada.
Ayer ser reunieron en la Secretaría de Gobernación durante más de 4 horas y no pasó nada, lo único que subsiste es la falta de acuerdos entre la CNTE y el gobierno federal para resolver las demandas de los radicales maestros.
La CNTE, un sindicato con raíces en la lucha por la justicia social y educativa, ha mantenido históricamente una postura crítica frente a las políticas del gobierno en materia educativa. Sus demandas incluyen el respeto a los derechos laborales, la mejora de las condiciones de trabajo y la defensa de la educación pública. Sin embargo, el gobierno, por su parte, ha intentado implementar reformas que, según ellos, buscan modernizar el sistema educativo y mejorar la calidad de la enseñanza.
La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) surgió en diciembre de 1979 en el estado de Chiapas, como resultado de una profunda inconformidad al interior del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), el cual era —y sigue siendo— el sindicato más grande de América Latina. El nacimiento de la CNTE no fue simplemente un desacuerdo gremial, sino un acto de ruptura política y organizativa impulsado por sectores críticos del magisterio, especialmente en el sur del país, que denunciaban la subordinación del SNTE al régimen autoritario del Partido Revolucionario Institucional (PRI), entonces hegemónico en la vida política nacional.
En ese contexto, los maestros disidentes acusaban al SNTE de ser un brazo corporativo del Estado mexicano, utilizado para controlar y disciplinar a los trabajadores de la educación, más que para defender sus derechos laborales y profesionales. Esta alianza entre el SNTE y el PRI se tradujo en una dirigencia sindical perpetuada por décadas, como lo ejemplifica el caso de Elba Esther Gordillo, quien controló el sindicato durante casi 30 años con prácticas clientelares, autoritarias y patrimonialistas.
Frente a esa estructura vertical, jerárquica y centralista, la CNTE adoptó desde su origen un modelo organizativo radicalmente distinto: horizontal, democrático y asambleario. En lugar de liderazgos vitalicios, la Coordinadora estableció la rotación de cargos y la toma de decisiones colectivas, con base en congresos y asambleas seccionales. Más allá de sus reclamos salariales, la CNTE también abrazó una crítica más amplia al sistema educativo, a la política neoliberal y a las reformas impuestas desde el centro del país sin considerar las realidades culturales y sociales de las regiones marginadas, especialmente en Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Chiapas, donde ha mantenido una fuerte presencia.
Así, aunque la pronunciación de las siglas CNTE y SNTE pueda parecer similar, las diferencias entre ambos no podrían ser más profundas: una representa la disidencia, la autonomía sindical y la lucha por la justicia educativa desde abajo; la otra, la cooptación, el control institucional y la alianza con los poderes políticos dominantes durante buena parte del siglo XX.
Hoy las demandas de la CNTE son variadas y complejas. Incluyen:
1. Revisión de la Reforma Educativa: La CNTE busca que se reconsideren aspectos de la reforma educativa que consideran perjudiciales para los docentes y para el sistema educativo en su conjunto.
2. Condiciones Laborales: Exigen mejores salarios, hasta un aumento del 100 % en sus percepciones y condiciones de trabajo, así como el cumplimiento de acuerdos previos que, según los maestros, no han sido respetados.
3. Defensa de la Educación Pública: La CNTE está en contra de cualquier intento de privatización o comercialización de la educación, defendiendo la educación pública como un derecho fundamental.
Impacto en la Sociedad
El hecho de que estas demandas no se resuelvan ha llevado a la CNTE a intensificar sus protestas, lo que ha generado una serie de paros y manifestaciones en varias entidades del país. Esto no solo afecta a los docentes, sino también a los estudiantes y a sus familias, quienes ven alterada su rutina diaria.
Cualquier país donde se respete en equilibrio la libertad de expresión y el apego a las leyes, ya hubiese evitado que las protestas sucediesen en los términos ilegales que hoy acontecen. Pero el estilo y recarga del pasado común de los más radicales de la 4T y los propios miembros de la CNTE, por ahora lo impiden.