
Las escuelas públicas tendrían una mayor demanda de espacios, debido a la decisión de algunos padres y madres de familia de cambiar a sus hijos e hijas de instituciones privadas a públicas en tanto las clases se mantengan de manera virtual. Un duro golpe para los pequeños colegios.
Madres de familia consultadas al respecto, mencionaron como principales factores para tomar esta decisión: cuestiones económicas, de oferta educativa y la imposibilidad de que, en este momento, se atiendan las actividades extracurriculares que ofrecen las escuelas privadas.
Los gastos de un nuevo ciclo incluyen libros adicionales a los de texto gratuito con costos por paquete de hasta cinco mil pesos, colegiaturas completas, y cobros por actividades que con semáforo rojo es imposible de llevarse a cabo, «aunque paguemos por instalaciones, el niño seguirá en casa», refirió una de ellas.
También apuntan que en algunos casos, las escuelas no han sido empáticas con la disminución de ingresos que dejó la pandemia, es decir, el cobro de colegiaturas es completo.
No en todos los casos es así, algunas madres refirieron que pese a las presiones económicas, buscarán mantener a sus hijos e hijas en escuelas privadas, porque perciben que esta situación pasará en algún momento y el cambio podría afectar el nivel académico de los menores.
Además consideran que en un colegio sería más fácil mantener las medidas sanitarias, por el tamaño de los grupos. Otra cuestión es apoyar a quienes dependen de esos trabajos y que con la deserción de alumnos, podrían perderlos.
LA OTRA CARA DE LA MONEDA
Viridiana Varguez Lucero, directora del kínder Centro de Aprendizaje y Desarrollo Infantil (CADI) María Montessori, reveló que como ella, muchas compañeras están en una situación complicada para mantener sus centros educativos, pues dependen al 100 por ciento del pago de las colegiaturas.
Hasta ahora, en la institución que dirige ha percibido una deserción de hasta un 60 por ciento de alumnos de preescolar, Viridiana adjudica esto a que muchos padres y madres le restan importancia a éste nivel, pese a que es obligatorio.
Por la baja en el alumnado, Viridiana tuvo que recortar su personal, de siete a tres maestras. Reconoce que muchos padres y madres de familia no quedaron conformes con la enseñanza virtual, sin embargo, enfatizó que para las escuelas también presentó «un gran desafío cambiar la modalidad, planear sin observar a los alumnos, ya que de ahí partimos con base en sus intereses y sus áreas de oportunidad»
Sin embargo, los colegios cargan con gastos que van más allá de la nómina docente, también se pagan impuestos, rentas, servicios, mantenimiento del mobiliario, entre otros.
«Entendemos que también la situación económica está complicada, y en mi caso he mantenido los costos de cuotas y estamos diseñando un plan para que los papás no tengan que comprar material», pese a esto prevé que la deserción continúe hasta que se regularicen las clases presenciales.
Viridiana hizo un llamado a los padres de familia para que consideren el cambio ya que «en algún momento tendremos que regresar. Aparte que la educación es un derecho de los niños…es momento de trabajar hombro con hombro, padres de familia y maestros con el único fin de beneficiar a los alumnos»
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