México se ha convertido en el objeto de deseo de la industria automotriz mundial. El sector, uno de los motores de la economía del país, vive un renovado auge.
La estadounidense Ford y la japonesa Toyota anunciaron en el último mes la construcción de nuevas plantas en el país, sumando inversiones por US$4.000 millones.
Y si se toman en cuenta los últimos dos años, son más US$20.000 millones en nuevas plantas o en la expansión de fábricas existentes.
México, cuarto exportador mundial de vehículos, ya desplazó en el último año a Brasil del séptimo puesto a nivel de producción. Fabricó en 2014 el 3,7% de la producción global.
Y, a este ritmo, se estima que alcance el cuarto lugar en menos de una década –sólo por debajo de China, Estados Unidos y Japón–, un salto del 10º puesto que ocupaba en 2009.
Ello gracias al aumento de la producción que en parte se debe a la llegada de nuevos fabricantes al país.
Hoy son ocho las marcas que producen vehículos en México.
Un número que crecerá con la puesta en marcha de las plantas el próximo año de Kia y Audi, Infiniti en 2017, Mercedes Benz en 2018 y BMW y Toyota en 2019.
El sector, esencial y emblemático para la economía del país, representa casi el 3% del PIB y da empleo a 1,7 millones de personas, entre puestos directos e indirectos.
Los motivos del éxito
La ubicación geográfica del país, a las puertas del mercado automotriz estadounidense –el mayor del mundo–, con buenas conexiones hacia el Atlántico y el Pacífico, con Asia en la mira, hacen de México un centro atractivo.
Su vasta red de Tratados de Libre Comercio, que le dan acceso a 45 países, también lo convierten en un lugar que despierta el interés de los inversores.
El tercer punto, hay consenso entre los distintos jugadores de la industria, es la mano de obra.
“No sólo es una mano de obra barata, que contra otros países el costo se reduce, sino que también la eficiencia y la calidad de los productos mexicanos es muy buena”, le dice a BBC Mundo Luis Lozano, experto en la industria automotriz mexicana de la consultora PwC.
El apoyo a nivel estatal ha tenido un papel preponderante.
La industria automotriz “ha sido una de las privilegiadas en cuanto a las políticas públicas para aprovechar y promover su crecimiento y desarrollo”, le dice a BBC Mundo Armando Soto, presidente de la consultora Kaso & Asociados.
Soto también considera que uno de los factores más relevantes para entender el “boom” del sector es la “estabilidad macroeconómica y financiera” del país.
El sector “premium”
La sorpresa quizá sea que en el último tiempo México también logró captar el interés de las marcas de lujo.
Audi, BMW, Infiniti, Lincoln Mercedes Benz… algunas de las compañías del sector llamado “premium” que decidieron mover parte de su producción al país.
La alemana Audi construye en el estado de Puebla una planta que estará operativa el próximo año.
La producción de su modelo utilitario deportivo Q5 migrará de la sede en Ingolstadt, en el sur de Alemania, al este de México.
De allí saldrán para todo el mundo, exceptuando China, 150.000 unidades. Se estima que alrededor del 99% de la producción se exporte.
“Fuimos los primeros de este segmento en venir a México porque estamos seguros que México está listo para dar ese siguiente paso”, le dice a BBC Mundo Javier Valadez, vocero de Audi México.
“México está a la vanguardia en el aspecto del capital humano”, añade el portavoz, “México gradúa más ingenieros que Alemania al año, de acuerdo a cifras de ProMéxico”, dice en referencia a la entidad del gobierno que promueve el comercio y la inversión internacional.
“Basura vehicular”
La paradoja es que el modelo mexicano es esencialmente exportador. 83% de los vehículos que produce se venden en el exterior.
Aunque en el primer trimestre de este año se vendieron casi 3.500 unidades al día, marca récord en el país, el mercado doméstico no logra despegar.
Canadá, con un tercio de la población mexicana, comercializó el año pasado un 60% más de vehículos que México.
El país no logra superar la barrera de los 1,2 millones de vehículos nuevos vendidos anualmente desde hace diez años.
Y uno de los motivos son los llamados “autos chocolate”.
Vehículos “basura”, que les llama sin inconvenientes Eduardo Solís, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA).
“La importación de esta basura vehicular que nos llega de los Estados Unidos ha hecho un daño brutal a nuestro mercado interno. Basura vehicular porque son efectivamente vehículos que en Estados Unidos no tienen ninguna otra opción sino el reciclaje”, le dice Solís a BBC Mundo.
Unos 7,5 millones de automóviles importados de EE.UU. en los últimos nueve años que ya no pueden circular en ese país por normativas medioambientales pero que sí lo hacen en las calles de México.
En promedio, el parque automotor mexicano tiene una antigüedad de 16 años, el doble que en Estados Unidos.
Las importaciones de usados durante los últimos diez años representan el 75% de las venta vehículos en el mercado local.
Para ello también influye la falta de acceso al crédito que sufren millones de mexicanos.
En México se financian el 60% de los vehículos nuevos. En Brasil, por ejemplo, ese porcentaje llega al 80%.
Dos tercios de los vehículos que se venden en el mercado local tienen un precio que oscila entre los 214.000 pesos mexicanos y los 256.000 (aproximadamente entre US$14.000 y US$17.000).
Y ese es el segmento más accesible.
“Si tú consideras cuál es la capacidad de compra de la mayor parte de la población, de más del 50% de la población, difícilmente pueda acceder a un vehículo nuevo si no tiene una fuente de financiamiento adecuada”, explica el analista Soto.
“Pero ahí viene otro problema, –añade– tenemos una gran fuerza laboral que está en la informalidad y esa fuerza en la informalidad no puede acceder al mercado de financiamiento como tal”.
La japonesa Nissan parece tener una respuesta.
La filial mexicana, con un 25% del mercado, fue reconocida por la casa matriz el año pasado como la mejor operación de ventas a nivel global.
Una de las claves, le explica a BBC Mundo el vocero de la compañía Herman Morfin, es que “le estamos ofreciendo financiamiento a un segmento que generalmente los bancos y otras empresas no ofrecen, que es a la gente que no tiene forma de comprobar ingresos”.
El futuro
De cara al futuro, los desafíos son varios.
“México tiene que asegurar llegar al 2020 con una infraestructura que le permita que como hoy tengamos la facilidad del movimiento de las partes, los componentes, los vehículos terminados tanto en los puertos de entrada como en el territorio nacional”, explica Solís.
“Estamos hablando de puertos, carreteras, y por supuesto el ferrocarril”, añade.
México espera producir seis millones de vehículos para 2022 y con ello desplazar a Alemania del cuarto lugar a nivel mundial.
Pero los expertos aseguran que para ello no sólo necesitará de una fuerte demanda exterior.
“Un gran reto para alcanzar esos niveles es que también pueda crecer su mercado interno. Tiene que alcanzar ventas superiores al millón y medio de unidades en los próximos cinco años”, señala Soto.
“Si no lo logra”, añade, “va a ser difícil que también podamos ver mayores inversiones y un mayor potencial de crecimiento hacia el futuro”.
Con información de: BBC