Para obtener el perdón de Dios por nuestros pecados, debemos comprender que cada acción que va en contra de sus mandamientos puede ofenderlo. Sin embargo, podemos buscar su misericordia a través de la oración.
Es importante reconocer sinceramente nuestras faltas y arrepentirnos de corazón. Esto implica confesar nuestros pecados y expresar nuestra vergüenza y culpa ante la presencia divina.
Aunque todos somos pecadores, lo fundamental es reconocer nuestras ofensas contra Dios. Esto nos permitirá liberarnos de la carga de la culpa.
Aquí hay algunas formas de ofrecer disculpas al Creador:
Durante la misa recordarás que se recita la oración “Yo confieso”, que sirve como un examen de conciencia ante Dios y dice así:
Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, Nuestro Señor.
Una de las oraciones fundamentales antes de confesar nuestros pecado ante el sacerdote es el Acto de Contrición, en el que se expresa nuestro arrepentimiento.
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, creador y redentor mío, por ser tú quien eres y porque te amo sobre todas las cosas me pesa de todo corazón haberte ofendido.
Propongo enmendarme y confesarme a su tiempo, confío en tu bondad y misericordia infinita que me perdonarás, por tu preciosa sangre y me darás gracia para enmendarme y perseverar en tu santo amor y servicio hasta el fin de mi vida. Amén.
Una vez concluida la confesión y antes de cumplir la penitencia que el sacerdote imponga se debe rezar lo siguiente:
¡Oh Jesús mío! Me arrepiento de haberte ofendido, porque eres infinitamente bueno, padeciste y moriste por mi clavado en la cruz. Te amo con todo mi corazón y propongo jamás volver a pecar. Amen
Es así como se puede mostrar arrepentimiento ante los pecados cometidos ahora solo procura no volver a caer en ellos.