Por: Bruno Laine Sombrío
La Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) recientemente ha sido foco de un escrutinio que excede los confines de sus aulas. No se trata de un nuevo logro académico, sino de la controvertida revelación sobre compensaciones que suman 19 millones de pesos, de los cuales 12.7 millones son destinados anualmente a sólo 35 exfuncionarios ya jubilados. Y aquí nos encontramos, enfrentando la inevitable pregunta: ¿representan estas cifras una merecida retribución o más bien un preocupante desbalance financiero en nuestra máxima casa de estudios?
Alejandro Zermeño Guerra, el rector de la UASLP, argumenta en defensa de estos montos refiriéndose a los “derechos adquiridos”. Aunque estas compensaciones encuentran su respaldo en la legalidad, se despierta en nosotros un complejo dilema ético: ¿Cómo se justifica tal desigualdad, cuando una élite disfruta de estas cifras millonarias y la vasta mayoría de la comunidad universitaria, desde estudiantes a docentes, enfrenta retos económicos?
La Consejería de Alumnos de la Facultad de Enfermería no ha guardado silencio. En su lucha por asegurar becas y apoyar la formación académica, observan con incredulidad cómo unos pocos se benefician de montos que, para muchos, son inalcanzables en toda una vida. La desigualdad trasciende lo meramente económico; hay una profunda cuestión moral en juego. No se trata de desvalorizar la labor de aquellos que han servido a la UASLP, pero es esencial discernir si tales compensaciones son realmente proporcionales y si se justifican.
El gobernador José Ricardo Gallardo Cardona ha alzado su voz en disconformidad con estas compensaciones, y no se encuentra solo en este sentir. El malestar entre la comunidad estudiantil es palpable y creciente. La pregunta que nos debemos hacer es: ¿cuándo y cómo se tomará cartas en el asunto?
Es urgente que la UASLP reconsidere y ajuste sus prioridades. Toda decisión financiera debe tener en su núcleo el bienestar y educación de la comunidad estudiantil. Las instituciones grandiosas no sólo se distinguen por su excelencia académica, sino también por su integridad y compromiso social. La UASLP posee el potencial y, sobre todo, la responsabilidad de ser un estandarte de estas virtudes.