Policías municipales encargados de la vigilancia de la Unidad Administrativa protagonizaron un conato de bronca cuando quisieron, primero, detener al líder de la OFAP, Francisco Alejo, y luego trataron de emboscarlos en los accesos al edificio, cosa que fue evitada por los manifestantes, quienes lograron salir del lugar sin ser vistos.
El dirigente de la organización explicó: “primero llegamos y subimos a la planta alta, contrario a las ocasiones anteriores, apenas colgar las mantas nos abordaron un par de policías y uno de los operadores políticos del ayuntamiento. Comenzaron a exigirnos que nos retiráramos o de lo contrario se nos aplicaría el Bando de Policía y Buen Gobierno. Al negarnos nosotros, se me acercan para tomarme preso pero las personas que me acompañaban se interponen y forman valla a mi alrededor, causando jaloneos con los policías que aún así querían llevarme”.
Entonces, relató, algunos miembros de la prensa al otro lado del edificio escucharon los gritos de algunas de sus agremiadas y al ver esto los policías dejaron de forcejear y se retiraron, aunque siguieron rondando en la oficina de la secretaría general.
Minutos después, aunque sólo contaban con una veintena de personas, estuvieron lanzando consignas por espacio de una hora a las afueras de la secretaría, explicando que los motivos de su protesta no han cambiado, pues ya se han manifestado sin incidentes por semanas, hasta el ocurrido el pasado lunes en que confrontaron un par de marinos.
Mientras daban las tres de la tarde, hora en que los trabajadores municipales comienzan a cerrar labores, los manifestantes se dieron cuenta de que los policías municipales estaban colocándose en cada salida, precisamente cuando vieron que plegaban las mantas para salir del edificio. Ante el temor de un intento de arresto ahora que no había tantos miembros de la prensa en el lugar, algunas de las mujeres del grupo comenzaron a moverse y a “atraer la vigilancia”, pues cada vez que se movían uno o hasta dos agentes las seguían a lo lejos.
Esto fue aprovechado por el resto del contingente para salir por uno de los accesos del frente, mientras las mujeres regresaban al frente de la Secretaría General a remover las mantas. Al verlas los policías y no ver al resto de los manifestantes y su líder, sólo dijeron en voz alta: “Ya se nos fue este c…”.
“Es una ridiculez que estén buscando detener a un simple líder social en un edificio público mientras muchas zonas de la ciudad hierven de pandilleros y asaltantes”, declaró Alejo una vez fuera del lugar, “pero eso pone en evidencia el modo de actuar de este gobierno municipal: en lugar de ir a la causa del problema, quieren callar a los que denuncian el problema. Creen que porque venimos pocos a manifestarnos no tenemos fuerza, pero si venimos pocos es porque los demás del grupo trabajamos, esos apoyos que no nos han entregado no son un lujo que queremos, sino una necesidad que tenemos”, concluyó.
Fuente: Jornada