El peleador de artes marciales mixtas, Conor McGregor, anunció que buscará la presidencia de Irlanda en las elecciones de noviembre de 2025, a pesar de las críticas y el escepticismo de analistas políticos y miembros del gobierno.
McGregor, ex campeón de la UFC, desató controversia tras su reciente visita a la Casa Blanca, donde se reunió con el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, en el marco del Día de San Patricio. Durante el encuentro, el irlandés criticó duramente al gobierno del Taoiseach Micheál Martin, señalando que sus políticas carecen de “acciones y responsabilidad”.
En redes sociales, McGregor reafirmó su postura en contra del pacto migratorio de la Unión Europea, el cual Irlanda deberá implementar antes de junio de 2026. El luchador aseguró que, de ser elegido, sometería el acuerdo a un referéndum, argumentando que la decisión debe recaer en el pueblo irlandés.
“¿Quién más se atreverá a enfrentar al gobierno y a oponerse a este pacto? Ningún otro candidato lo hará. ¡Yo sí!”, escribió en su cuenta de X.
Obstáculos para su candidatura
A pesar de su entusiasmo, expertos consideran que McGregor difícilmente podrá registrarse como candidato. Según la legislación irlandesa, necesita el respaldo de al menos 20 legisladores o cuatro autoridades locales, lo cual parece poco probable.
El politólogo Gary Murphy, de la Dublin City University, explicó en una entrevista con RTE Radio 1 que el peleador podría estar siguiendo la estrategia de Trump, quien pasó de la televisión a la presidencia de EE.UU. Sin embargo, aclaró que el respaldo político necesario no está a su favor.
“En mi opinión, no hay 20 legisladores que lo apoyen, y los consejos locales están dominados por partidos como Fianna Fáil y Fine Gael, que no simpatizan con él”, señaló Murphy.
El anuncio de McGregor también ha generado rechazo tras su encuentro con Trump. El diputado Duncan Smith incluso pidió al gobierno que se disculpara por la visita del peleador a la Casa Blanca.
A pesar de los obstáculos, McGregor insiste en su candidatura y se presenta como la voz del pueblo contra decisiones gubernamentales que, según él, carecen de legitimidad democrática.
“El futuro de Irlanda conmigo como presidente será uno donde todos los ciudadanos tengan voz y voto”, concluyó.