Desde el mes de mayo se trabaja en su elaboración para estar listos para la temporada navideña
La tradición de cada Navidad poner al Niño Dios un ropón para celebrar su nacimiento es una tradición que aún continúa en Soledad de Graciano Sánchez gracias al trabajo de mujeres como Consuelo Villanueva, que desde hace 28 años durante todo el año se prepara para ofrecer piezas únicas, elaboradas artesanalmente, pero sobre todo con mucho amor, las cuales tienen precios que van desde los cien pesos y hasta los 500, a pesar de lo complicado de su elaboración.
Es un trabajo que le apasiona y una muestra de ello, fue la cantidad de ropones y vestimentas que realizó para vender en esta temporada navideña, que de un total de 3 mil 500 ropones, de los cuales le quedan ya pocos por vender, además de la elaboración de cobijitas que realizó, que alcanzaron las 800 piezas, también se dedica a la elaboración de la vestimenta de los peregrinos, es decir de José y María, para quienes hace por ejemplo velos, entre otras piezas.
“Desde hace 28 años me dedico a la venta de vestidos, yo estudié confección, pero me gustaba hacer las cosas chiquitas entonces empecé a hacer ropita para el Niño Dios, es algo que me apasiona y que ha tenido mucho éxito gracias al trabajo que realizamos, claro que tratamos de cada año tener cosas nuevas, de modernizarnos, para ser más atractivos los modelos que ofrecemos” explicó.
Indicando que parte del material que utiliza y que cada año va actualizando, son por ejemplo las telas, que deben ser finas para poder entregar un producto de calidad, las cuales comenzó comprando por metro y a 28 años de distancia, ahora lo hace por pieza, además añade elementos como la aplicación de lentejuelas, circonios, perlas, lo cual esta hecho completamente a mano.
“Para hacer nuestras prendas más atractivas nos vamos actualizando y les vamos añadiendo detalles, como el bordado de perlas a mano, también flores, de esas cortamos los pétalo a mano en telas de diferentes colores y después las vamos formando de acuerdo a lo que queremos, las rematamos con piedras de circonio, también hacemos otros modelos con listón, es un trabajo que se hace completamente a mano y que a los clientes les gusta muchísimo”.
Sobre si dedicarse a la venta de ropa para Niños Dios es negocio, la comerciante respondió que si, ya que la gente la sigue buscando, indicando que por el tiempo que tiene dedicándose a este negocio, hay gente que le habla y le dice de que color requiere los ropones, dejando a su consideración el modelo, destacando que debido a la temporada, llega muchos migrantes, quienes también buscan el producto y ni regatean.
Agregó que gracias a que la gente sigue comprando, su negocio también le da trabajo a otras mujeres, siendo tres las que actualmente integran su equipo, quienes desde el mes de mayo y hasta noviembre, se dedican junto con ella, a la elaboración de las diferentes piezas, algo que dice, les permite también aportar económicamente a sus casas.
Por ultimo Consuelo dice que no dejará de elaborar estos ropones hasta que la gente deje de pedirlos, ya que su elaboración es algo que no solo le apasiona, sino que también le permite dejar a un lado el estrés de otras actividades que realiza.
– El Sol De San Luis