En Almoloya, de donde se escapó ‘El Chapo’ Guzmán, hay al menos 14 familias de presos que aseguran estar pagando a una red de custodios para que a sus reos se les respeten las condiciones humanas más elementales
El escándalo de la fuga de Joaquín Guzmán del penal federal del Altiplano puso en evidencia el sistema de corrupción que impera al interior de las cárceles federales, el mismo que de manera insistente se ha denunciado en los últimos meses por parte algunas familias de reos internos en Ceferesos de todo el país.
Tras la fuga de “El Chapo”, el titular de la Segob, Miguel Ángel Osorio Chong, dejó entrever lo que diariamente denuncian algunas familias de reos federales: el sistema carcelario cruel e inhumano de la Federación solo se ablanda con dinero.
Los señalamiento de corrupción al interior de las cárceles no han tenido respuesta de la autoridad penitenciaria, ni de los encargados del sistema de prisiones a nivel federal.
Si bien es cierto que al interior de las cárceles federales no se permite el manejo de dinero que posibilite la compra directa de voluntades entre los custodios y personal de otras áreas, también es cierto que las familias de los internos –a veces con la mediación de sus abogados– tienen que pagar para garantizar el trato humano del reo.
En Almoloya, Reporte Índigo pudo conocer al menos 14 casos de familias que aseguran estar pagando a una red de custodios para que a sus reos se les respeten las condiciones humanas más elementales, entre ellas, la de comunicación hacia el exterior con su seno familiar y social.
El principal pago, según explicaron los familiares que hablaron bajo el anonimato, es para evitar que sus presos sean torturados, golpeados o segregados de la población. La mayoría de las veces, el pago se hace cuando en la familia teme el asesinato de su preso al interior de la cárcel.
Procurar la protección de los internos no es barato: 10 mil a 30 mil pesos mensuales para que el recluso no sea enviado al área de aislamiento o tratamientos especiales. Ese pago también garantiza acceso a actividades deportivas y recreativas, las que en la mayor parte de los Ceferesos son suspendidas por parte del área de seguridad y custodia.
Para evitar el traslado de un preso, de una cárcel federal a otra, el cobro puede llegar a ser hasta de 100 mil pesos, pero si se quiere evitar o lograr el cambio de celda dentro del mismo Cefereso, el servicio puede llegar a costar entre 40 y 60 mil pesos.
Las tarifas aplicadas a las familias de algunos reos, las que se cobran mediante transferencias electrónicas o depósitos bancarios a diversas cuentas, la mayoría de las veces se tasan en dólares, principalmente cuando el reo en cuestión es de importancia mediática o mantiene un reconocimiento social amplio.
Otros cobros menores que escapan al área de seguridad y custodia son los que tienen que ver con el servicio médico de los Ceferesos, para que se autoricen las visitas conyugales. Allí, para salvar el trámite de la revisión médica, algunas esposas de los reos llegan a pagar entre 3 mil y 5 mil pesos, además de cumplir con la normatividad de presentar una batería de análisis clínicos que garanticen su sanidad y no dañe al interno.
Un pago frecuente que se realiza a funcionarios con mando dentro de las cárceles federales, de acuerdo a los señalamientos de algunos familiares de internos, principalmente en los Ceferesos de Puente Grande, Matamoros y Almoloya, es el cobro para que a los reos se les permita tener la visita de sus abogados.
Cuando la familia del interno no aporta la cuota que puede ir de entre 2 mil a 6 mil pesos, el sistema de seguridad carcelaria se hace rígido para evitar el ingreso del abogado a visita de locutorio con el reo; en la mayoría de las veces al reo se le atribuyen faltas internas que le imposibilitan el derecho de ver a su abogado.
Otra de las cuotas que las familias de los internos tienen que pagar de manera frecuente, es el servicio de alimentación, suministro de medicamento y entrega de correspondencia. Si estas cuotas se hacen puntualmente hay una cortesía de la red de corrupción: se le entregan al reo al interior de su celda chocolates, dulces y goma de mascar.
Para garantizar que el interno reciba alimentos en buen estado el cobro oscila entre los 2 mil y los 3 mil pesos mensuales. Para asegurar al reo medicamentos de calidad y tratamiento médico puntual, el cobro puede tasarse hasta en 7 mil pesos mensuales. Para que las cartas y avisos por correo no demoren al interno se pagan cuotas de entre los 2 mil y 5 mil pesos.
Las cuotas
Muchas veces las familias de los internos tienen que pagar para garantizar el trato humano del reo.
> 10,000 a 30,000
pesos mensuales para que el recluso no sea enviado al área de aislamiento o tratamientos especiales. Ese pago también garantiza acceso a actividades deportivas y recreativas
> 100,000
pesos para evitar el traslado de un preso, de una cárcel federal a otra
> 40,000 a 60,000
pesos para evitar o lograr el cambio de celda dentro del mismo Cefereso
> 3,000 a 5,000
pesos para que se autoricen las visitas conyugales y salvar el trámite de la revisión médica
> 2,000 a 6,000
pesos para facilitar el ingreso del abogado a visita de locutorio con el reo
> 2,000 a 3,000
pesos mensuales para garantizar que el interno reciba alimentos en buen estado
> 7,000
pesos mensuales para asegurar al reo medicamentos de calidad y tratamiento médico puntual
> 2,000 a 5,000
pesos para que las cartas y avisos por correo no demoren al interno
‘Las cárceles no son para pobres’
Fuente: reporte Índigo.