La casa encuestadora señala que aunque la cruzada contra el hambre del gobierno federal tiene gran exposición, entre los mexicanos hay pocas expectativas de recibir ayuda En el mundo, pese a los avances sociales en las últimas décadas, aún hay alrededor de 870 millones de personas que padecen hambre; la gran mayoría (852 millones) habita en países en desarrollo, y 16 millones viven en países desarrollados[1]; 49 millones se encuentran en Latinoamérica[2] y el Caribe; de los cuales 21 millones son mexicanos[3]. Si bien, la cifra global de víctimas del hambre disminuyó de 1990 a 2007, de 2008 en adelante el proceso de reducción se ha hecho más lento.
En México, el gobierno federal, encabezado por Enrique Peña Nieto, anunció iniciado este año[4] la Cruzada Nacional contra el Hambre, con el objetivo de superar la pobreza extrema[5], el programa impulsado por el presidente de la República no es nuevo; programas que pretendían combatir la pobreza y la carencia alimentaria han existido en el país desde mediados de los años noventa. Ejemplos de ello son: 1) el programa Progresa, el cuál se aplicó desde 1997[6], bajo la administración de Ernesto Zedillo, 2) y continuó en el gobierno de Vicente Fox con la Coordinación Nacional del Programa Oportunidades, como órgano desconcentrado de la Secretaría de Desarrollo Social desde 2002[7]. En febrero de 2013, cuando recién se presentó el programa social, el 52 % de la población había oído de la Cruzada Nacional contra el Hambre. De acuerdo con la encuesta nacional en vivienda de Parametría, el nivel de conocimiento del programa subió (24 puntos porcentuales) recientemente. Ahora, el 76 % de la población a nivel nacional conoce o ha escuchado acerca de la Cruzada contra el Hambre. En el Distrito Federal, seis de cada diez capitalinos (65 %) saben del programa; en el resto del país el conocimiento del programa social es mayor: ocho de cada diez (77 %) identifica la cruzada. Aunado a las diversas declaraciones u opiniones sobre otros programas asistenciales, han surgido cifras que refieren la pobreza en la que viven millones de mexicanos y cómo esto incide en el derecho a la alimentación de la población. Los números publicados en el informe 2010 de UNICEF y el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), hablan de un México donde 81 de cada 100 habitantes vive bajo alguna condición de pobreza: 6 son vulnerables por su ingresos, 29 lo son por carencias sociales, 36 por su pobreza moderada y 10 por su situación de pobreza extrema. Estas proporciones cambian y, se acentúan al hablar de niños y jóvenes entre los 0 y 17 años[8]. En el país existen marcadas diferencias en los niveles de pobreza por ingresos entre las localidades con menos de 15,000 habitantes (rurales) y las de 15,000 habitantes o más (urbanas). Si bien la tendencia de cada tipo de localidades presenta una evolución en los niveles de pobreza similar a la directriz nacional, los niveles de pobreza en las zonas rurales son superiores a las urbanas, en especial en la pobreza alimentaria. En 2008, la incidencia de pobreza alimentaria en localidades rurales era tres veces la de las localidades urbanas[9]. Es así que la campaña contra el hambre pretende contrarrestar el bajo desarrollo humano de 21 millones de mexicanos (18% de la población, cifra estimada en 2013[10]) que viven en pobreza alimentaria en 400 municipios, que el Coneval seleccionó, por ser localidades que presentan los índices más altos de marginación social[11]. El presidente Enrique Peña Nieto afirmó, que en una primera etapa, se beneficiaran 7.4 millones de personas, es decir, una tercera parte de los mexicanos que viven en pobreza alimentaria[12]. Sin embargo, la selección de las localidades contempladas en la Cruzada, ha sido cuestionada, ya que el número de beneficiarios en comparación con el porcentaje de la población que padece de hambre no será el mismo. La lista de municipios inscritos en el programa, abarca algunos importantes destinos turísticos[13], soslayando otras localidades en extrema pobreza[14]. Los periodistas, Érika Hernández e Itxaro Arteta, del periódico Reforma, encontraron que 40 municipios que sufren extrema pobreza no serán beneficiadas por la Cruzada porque su lugar ha sido ocupado por otros 40 municipios con comicios electorales con gran relevancia política o turística[15]. Los cuestionamientos sobre la gestión del programa contra el hambre[16] y las denuncias hechas por darle uso proselitista a otros programas sociales[17], quizá han mermado la percepción favorable de los mexicanos sobre el programa. Seis de cada diez encuestados consideran que la cruzada, para contrarrestar la hambruna en el país, terminará siendo un programa más; esta creencia es mayor en los capitalinos, ocho de cada diez habitantes del Distrito Federal piensan que el programa Sin Hambre será uno más de tantos programas sociales que pretenden reducir la pobreza extrema en el país. De igual manera, seis de cada diez (56 %) entrevistados no creen poder beneficiarse del programa que pretende erradicar la pobreza alimentaria. Sólo cuatro de diez (36 %) opina que puede ser favorecido o beneficiario del programa Sin Hambre. La negativa a ser ayudado con el programa social aumenta entre los pobladores de la Ciudad de México.
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