Cuáles son los beneficios que obtenemos al acariciar un perro

Los investigadores afirman que la interacción con animales, en particular con perros, puede ayudar a las personas a lidiar con el estrés y la depresión.

Un reciente estudio ha revelado la influencia que la interacción con perros tiene en el cerebro humano. Según esta investigación, el acto de ver, sentir y tocar a perros conduce a un aumento significativo de la actividad en el córtex prefrontal del cerebro, lo que se interpreta como una activación del “cerebro social”.

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El hallazgo sugiere que la simple presencia de perros y el contacto físico con ellos pueden tener un impacto positivo en la actividad cerebral de las personas. Esta investigación adquiere importancia debido a su relevancia en el ámbito de la terapia asistida con animales, un enfoque terapéutico que se está volviendo cada vez más importante en la atención médica.

Los resultados del estudio, publicado en la revista PLOS ONE , demostraron que este efecto persiste incluso cuando los perros ya no están presentes, lo que significa que la influencia positiva en la actividad cerebral perdura. Sin embargo, este efecto se reduce cuando los perros reales se sustituyen por animales de peluche, lo que indica que la interacción con perros vivos tiene un impacto único en el cerebro humano.

Beneficios de la terapia asistida con animales

La terapia asistida con animales ha demostrado ser beneficiosa en el tratamiento del estrés y la depresión , y el estudio sugiere que una comprensión más profunda de la actividad cerebral asociada podría ayudar a los profesionales de la salud a diseñar terapias asistidas con animales más efectivas. El córtex prefrontal, que se activa durante la interacción con los perros, desempeña un papel importante en la regulación y procesamiento de las interacciones sociales y emocionales.

El experimento se llevó a cabo de manera no invasiva, midiendo la actividad de la corteza prefrontal del cerebro mediante tecnología de neuroimagen infrarroja. Diecinueve participantes, hombres y mujeres, interactuaron tanto con perros reales como con un león de peluche, rellenado con una botella de agua para igualar la temperatura y el peso de los perros.

Los resultados revelaron que la actividad cerebral prefrontal era considerablemente mayor cuando los participantes interactuaban con los perros reales en comparación con el león de peluche. La diferencia era aún más pronunciada cuando se trataba de acariciar a los perros, lo que representaba la condición más interactiva del estudio.

Un aspecto clave del estudio fue que la actividad cerebral prefrontal aumentaba con cada interacción sucesiva con el perro real, pero no ocurría lo mismo con el león de peluche. Esto sugiere que la respuesta del cerebro puede estar relacionada con la familiaridad o el vínculo social con los animales.

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