Cuatro años de esfuerzo a la basura: La historia del jinete mexicano que no fue a Olimpiadas porque vendieron su caballo

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En los Juegos Olímpicos de Londres 1948, el mexicano Rubén Uriza logró traer dos medallas a casa: ganó el oro y la plata en salto por equipos y salto individual; para Helsinki 1952 esperaba repetir la hazaña y no logró hacerlo por una insólita razón

Desde que regresó al país comenzó a prepararse para la próxima jornada olímpica; lo hacía junto a ‘Tapatío’, su nuevo corcel; pero a finales de mayo de 1952, a sólo unos meses de la contienda, se llevó una desagradable sorpresa: habían vendido a su compañero por 25 mil pesetas

“Me quedé helado. A un par de meses de los Juegos Olímpicos me había quedado sin caballo. Sentí una gran decepción. Sabía que se me iba la oportunidad de poder competir, de repetir mi actuación, de intentar ganar la de oro. No podía protestar porque el caballo no era de México, sino de un particular”

Humberto Mariles era el dueño y el responsable de venderlo; al preguntarle, le contestó a Uriza que “el caballo no servía”, pese a que el jinete había logrado entrenarlo y hacer buena mancuerna con él

“Yo no podía contradecirlo. Él era el jefe del equipo. Tampoco podía discutir con él, y solo me concreté a comentarle: Si Tapatío no sirve, ¿cómo estarán los demás?”, pero no recibió respuesta.

​Días antes de la justa olímpica, Rubén práctico con el caballo ‘Veracruzano’ para prepararse rumbo a la prueba de los Tres Días, pero al día siguiente el corcel amaneció hinchado de tanto golpe; no era un caballo para esa prueba, y era uno de salto.

Ya en los Juegos Olímpicos, Uriza no fue inscrito para participar ya que no tenía caballo, y los cuatro años de dedicación y esfuerzo fueron en vano.

“Yo allí, a un lado de la pista, sintiendo que me moría. Que habían sido en vano todos mis esfuerzos a lo largo de cuatro años. Me sentía capaz no solo de intentar la conquista de una medalla individual, sino de ayudar al equipo de mi país a mejorar su posición

Y así fue como quedó fuera un jinete prometedor, y México se quedó sin la posibilidad de ganar medallas

Milenio

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