El dalái lama celebra este jueves su cumpleaños número 88 en su residencia en la ciudad india de Dharamshala después de que fuera exhibido besando a un niño en los labios y diciendo “chúpame la lengua”.
Cientos de sus partidarios y tibetanos exiliados abarrotaron su cuartel general en Dharamsala. “Estamos celebrando mi 88 cumpleaños, pero mírame, parezco apenas 50″, dijo líder religioso, sonriendo.
Lhamo Dhondup, el nombre de nacimiento del máximo líder religioso budista, llega hoy a su 88 cumpleaños con su popularidad mermada.
En abril de 2023, el dalái lama enfrentó críticas generalizadas después de que saliera a la luz un grotesco video mostrando al líder besando a un niño en los labios.
La oficina del dalái lama emitió una disculpa y afirmó que el líder budista “a menudo toma el pelo a las personas que conoce de forma inocente y traviesa, incluso en público y ante las cámaras”, mientras que líderes del gobierno tibetano en el exilio salieron en su defensa y calificaron lo sucedido de una campaña de desprestigio motivada por China.
“Muchas personas en diferentes partes del mundo han escuchado mi nombre y aprecian lo que tengo que decir, además he sido galardonado con el premio Nobel de la paz. Por mi parte, rezo para poder traer la paz al mundo mediante la difusión de la comprensión de la unidad de la humanidad”, dijo hoy el dalái lama en un mensaje dirigido “a sus amigos”.
Sin referencias a lo ocurrido en abril pasado o a la causa del Tibet, controlado por China, el líder espiritual recordó que él es “simplemente un ser humano¨.
El líder budista que cruzó andando el Himalaya en 1959, tras una fallida revuelta popular en Lhasa contra el dominio chino, es la esperanza de millones de tibetanos frente a China, que ejerce su dominio sobre el Tíbet.
Sin embargo su decisión de renunciar al poder político para dedicarse al liderazgo espiritual es otra de las acciones que causan la critica de los tibetanos, especialmente la comunidad en el exilio que esperaba que este usara su influencia para una batalla potente contra Pekin.
El líder tibetano que nació el 6 de julio de 1935 en Taktser, en el Tíbet oriental, se convirtió a los dos años de edad en cabeza espiritual de su pueblo al ser reconocido como la reencarnación de su predecesor.
Ahora, aunque ha dicho que espera vivir más de 100 años, la incógnita de su sucesión, que de acuerdo a la tradición budista debe ocurrir en el Tibet a través de su “reencarnación”, sigue marcando los últimos años de su legado.
El Financiero